De ayer, de hoy... ¿Para siempre?

Hay seres que son remansos, pausas, oasis o simples paréntesis; que abren y cierran, sagaces, dejando una parte de vos, en medio... 
Asumo que antes supo ser más sencillo: sin fotos que legitimen, sin redes que recapitulen, sin ecos que nos resuenen... Porque la memoria es muy pilla, lo sé, y sabe esconder -muy bien- resabios que aún nos duelen. Pero la foto... la foto está impune ahí, luciendo astuta y mordaz, desde aquel utópico ayer, sin huecos para este presente...
Es como si se tratase de etapas, de fases... de cuentos, que poco tienen que ver con la edad, pues se trata de algo más; algo que ni el mismo Martín podría traducir -sin defectos-...
Quizá sea eso vivir; insisten en recordar que nos habitan momentos, mas poco se dice del puente -locuaz- que cruza sin preguntar y nos devuelve al azar...  ajenos.
Supongo que, en algún punto, se trata de pertenecer; a una mirada cómplice; a una sonrisa secuaz; a un abrazo sincero, que entonces nos hizo reír y ahora nos hace llorar, rasgándonos -sin piedad- entre nostalgia y recuerdo...

2018, i'm ready

Cuántos "te quiero" dejaste para después? Cuántos "nos vemos" mentiste esta vez? Cuántos "mañana" juraste este año?
Como dicen dicen por ahí, es utópico (y agrego, infantil) desear un año feliz, sin curvas, sin comas; sin pausas... Nadie puede ser feliz todo el tiempo, ni el que tiene más, ni el que espera menos... A esta altura, tengo muy claro -por fin- que el nunca es también quizá, que el siempre no reina jamás y que el después, a veces, puede llegar algo tarde...
Para el 2018 te deseo sonrisas, te deseo coraje (ganas!!), corazón y silencios; silencios de lo que aturden para despertarnos y hacernos ver que allí donde estamos hoy es donde elegimos estar una vez; que nada nos impide cambiar (ni de lugar ni de ganas), más que el temor a fallar que... en pocas palabras, es la peor de las fallas...
Reí, llorá, gritá o callá; pero siempre sé fiel a vos mism@; a tu corazón (y a tus mañas)... 

Nadie puede escoger la música que ambienta su vida; todos podemos elegir, de qué manera bailarla...

Del 2017 aprendí...

Que quien no arriesga no gana (ni pierde).
Que no siempre hay que decir que ; que hay que decir que no, a veces.
Que no existe edad para dejar de soñar (que los sueños jamás perecen).
Que atreverse a probar no es fácil; que lo fácil aburre, a veces.
Que ni la hamaca ni el sube y baja son consejeros confiables.
Que aprender a escuchar es un arte.
Que callar también es posible.
Que pensar y sentir jamás irán de la mano.
Que caminar solo no es fácil, pero tampoco imposible.
Que descubrir qué queremos es el primer paso; que hay un camino largo detrás de cada deseo.
Que hay que escucharse más (y retarse menos).
Que la felicidad requiere valor.
Que decidir también duele.
Que decir adiós a quien se ama no es cobardía, sino coraje.
Que el rencor no sana.
Que soltar alivia.
Que llorar libera.
Que pensar agobia.
Que actuar enmienda.
Que ser distinto no es malo.
Que no debe guiarnos el miedo.
Que decir No quiero es sano.
Que decir Te quiero es tremendo.
Que la perfección es un arte; que yo no quiero ser una artista.
Que caer es inevitable; que levantarse es urgente.
Que el azar es majestuoso, que hay que atreverse a la magia.
Que alejarse no siempre es rendirse.
Que lo que callas, somete.
Que no siempre podemos elegir la música, mas siempre los pasos que demos.
Que pueda que exista el destino, que es divertido buscarlo.
Que los puntos no siempre limitan.
Que los límites no anulan la acción.
Que perder el control está bueno; que dejarse encontrar es mejor.
Que respirar es inevitable y atreverse a vivir-y sentirnos realmente vivos- tan solo una decisión...




Espeluznante gris; un poco blanco, un tanto negro

Me puede el perfume de la casa recién limpiada y la sencillez -del placer- de las sábanas a estrenar, que simbolizan -también- la chance de volver a empezar, siquiera en lo más banal, de nuevo.
No sé cómo ni por qué pero ordenar la casa atempera mis miedos, como una suerte de Feng Shui improvisado que, sin embargo, resulta... Como esa cuota de azar -fugaz- que, sin dudarlo, te impulsa, a transgredir -sin piedad- la ruta que viene recto, y bifurca.
Soy ese mix impiadoso que tergiversa el acierto: un poco de y de no y tanto no sé -entre medio-, allí donde me traiciona el gris, impune, naiv, sagaz...  tan cierto. Y asumo que son esas curvas las que me hacen ser, sin llegar a ser -sin serlo-, como una suerte de cabestrillo -mordaz- que tergiversa el intento, que oscila entre lo carnal y lo etéreo; entre el "por supuesto que sí " y el  "no se te ocurra hacerlo"; entre la moral rigurosa y el laberinto de yerro...
Soy el pensar y el sentir, enmarañados y rengos; la mudez y el bullicio, los quiero y los puedo;  los porque sí y porque no y también el diagnóstico atroz -sin piedad- y eterno...
Y todo eso soy yo; la avidez de excelencia y las chicanas furiosas que me resguardan de serlo, haciéndome más mujer, más real, más feliz... sin remedio.

Que sepa abrir la puerta para ir a jugar...

Con canela y, si podía -porque seguro quería- también, con dulce de leche, y mucho. ¡Ah! Y tibio, muy tibio (y de la misma olla...). Papá, en cambio, siempre lo prefirió bien frío y, de ser posible, justo después de la siesta. Para mi también, de la olla sabe distinto y, al igual que mamá, no desprecio al dulce de leche. La canela, en cambio, hay que saberla medir y yo, ya lo sabemos muy bien, no entiendo de término medio.
No, no es lo único que me recuerda a mamá, pero el arroz con leche es, y seguirá siendo siempre, sabor a casa. Ahora lo como en frasquito, industrializado y bien light: toda una gran traición para el pobre... 
Yo nunca aprendí a hacerlo. A ver, se muy bien cómo se hace y alguna vez, no hace mucho, también lo preparé para mí, pero hay ciertas fórmulas que no pueden asimilarse; aunque hayamos anotado muy bien cada punto y cada coma, el resultado nunca es igual. "Te salió buenísimo ¿Qué le pusiste, ma?" "Amor", respondía -y lo sigue haciendo-; es su manera perfecta de decir -sin decirlo siquiera- que es el único "principio" capaz de traicionar la balanza... Quizá no sea casual que justo ahí comenzaban las ganas de formalizar el asunto: "Que sepa tejer, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir jugar..." Sí, a mí también me gustaría, aunque nunca entendí muy bien qué cosa tenía que ver el amor con el arroz con leche. Que fuese de San Nicolás no me llamó la atención, por la rima; parece que también en la música se trata de combinar, aunque sean sonidos... Pero el vínculo con el postre nunca lo pude entender... ¿Será que el arroz nos une? "Contigo pan y cebolla", hasta ahí veníamos bien, ¿pero el arroz? ¿Tendrá que ver con los Chinos? Yo creo que por Oriente no ha funcionado mal, aunque la melodía era más bien de  este lado... A mi lo de salir a jugar me encanta, y sobretodo si hay alguien que sabe abrir el "portal"; es  casi como un aval, un permiso, una insinuación que -acá entre nos-  no me costaría aceptar... 
Pero bueno, mientras encuentro la puerta (o cambio la cerradura...), me queda solo el sabor, empaquetado en frasquitos, con el aroma bien trucho y apenas -quizá- similar, que juega a igualar -sin lograr- el insuperable sabor a mamá, en una siesta azulada, en casa.

De puentes, de intentos

Entre querer y deber, entre soñar y lograr, entre apostar y callar, hay cientos de puentes colgantes;  entre pensar y sentir, montañas un tanto más grandes...
Lo correcto, el deber ser, los "no sé"... los miedos y en medio, como pidiendo perdón, de cuclillas y casi sin voz, tus sueños. El enemigo tenaz -ya ven- es y seguirá siendo siempre el tiempo; o que te sobra o te falta mas nunca -jamás- es el momento correcto. Como si tuviésemos un plan de viaje, como si fuésemos -acaso- eternos. Absurda paradoja sagaz de la que vivimos presos...
La culpa siempre es de alguien más: los que encasillan los actos, los que llegaron antes, los que abreviaron tus "quiero", como si para sentir hubiese que firmar un convenio. 
¡Ojo! Corazón y razón nacieron enemistados y viven batidos a duelo y ahí no hay nada que hacerle: o nos rendimos ante el Super Yo o liberamos al Ello. No, no existe tal punto a mitad, ni nada parecido a una ley cuando se trata de ser, de soñar, de quererlo, aunque signifique soltar -sin dudar- la hamaca que hamaca tus miedos... 
Es lícito mantener tal ritmo: pensar tranquilo, sentir despacio, a millas de cualquier riesgo. También, aventurarte a cruzar,  poner en duda al quizá, tus "no puedo" e ir detrás de ese plus, el que te asusta y te encanta, por el que reís y llorás, el que te atreviste a elegir y nadie osó contrariar, sin que lo intentes, primero...

2 años ya sin escucharte la voz



Hoy se cumplen 2 años desde aquel domingo democrático en el que una arbitraria elección -de quien sea que haya sido- hubiese querido impugnar; 2 años desde aquel mediodía en que pasaste por casa y, en la cocina de "ma", sobre la mesada de mármol y con la luz algo tenue, nos compartiste tu sueño (que entonces quise creer), con tus ojitos muy tristes, como acostumbrabas -últimamente- tener... No sé adonde enviarte mi abrazo; te juro, enanito, que ya no sé en qué creer, pero si algo tengo bien claro es que nos dejaste muy pronto...
Amo esta foto porque ese eras vos; el auténtico, el de la mirada pícara, llena -repleta- de vida; sin duda, el retrato más fiel... Y en Laprida 1, donde aprendí a quererte, a entenderte y a hacer todo lo que estuviese a mi alcance para verte bien...  Se te extraña mucho, enanito ¿Sabés?
Por lo que anoté en esta foto, fue el 27 de septiembre de 2001; mi primer cumple en la city, Luquis aun tenía pelo (!!!) y vos, esa mirada tan tuya que me encantaría volver a ver...
Obvio que no lo entiendo y nunca -jamás- lo voy a poder entender, pero de algo quedate tranquilo: siempre vivirás en nosotros; en cada recuerdo, en cada anécdota, en cada papel como este, que elijo volver a mirar, una y otra vez; como si eso te acercara un poquito, un ratito -siquiera- y pudiera verte reír, otra vez, aunque sé que, de alguna u otra manera, querido hermanito adoptado, nos volveremos a ver 💓.



Pongamos que hablo de vivir...

No, no es ninguna novedad -y nótese, sin veleidad alguna, la negación duplicada-: algunas cuestiones todavía me aterran (perdón), se apenaba.
"Las mejores cosas de la vida están en el otro lado de tu miedo máximo", recordé sin querer, y suspiré por lo bajo, con el extremo derecho sobre el clic muy izquierdo -en equilibro fortuito y audaz- y me atreví a soñarlo...
"Menos estructuras y más improvisación", insistió, y una sonrisa fugas se perfiló en mis labios... No sé por dónde empezar (pensé) y volví a suspirar (sin planearlo), como queriendo salir, sin querer, del cubo multicolor que tergiversa mis acaso...
¿Y ahora que?, insistí, econmillando temores, desconcertando los planos. No tengo la menor idea y eso... comienza de a poco a hechizarme. De eso se trata vivir; eso es, ni más ni menos, estarlo...

Leyendas, leyes y otros tantos

Cuenta la leyenda que, un día igualito al de hoy (pero hace ya más de 500 años), señores muy cultos y decididos vinieron a rescatarnos. Dicen que venían en grupos, no más de 3 -me contaron-.
Llegaron con prisa y con osadía "educaron" a todos los lugareños; aquellos que, con "valor", enfrentaron. Cambiaron su identidad, enmudecieron su voz (y sus cantos); forjaron su anhelo, trazaron su plan y sus hábitos. Luego cambiaron sus nombres, dicen que descubrieron sitios que la gente que vivía allí jamás había visitado...
Le llaman "colonización", "descubrimienro"; durante siglos lo celebramos...
Ayyy esta terrible obsesión por la precisión de los actos trastoca mi interpretación y me confunde el "recado". Y entonces me pregunto yo, entre tanto, si alguien, alguna vez, se aproximó a un diccionario ...
12 de octubre de 1492: Desmembramiento de América

Tan yo, tan ello...

"Amo el alemán; es jodidamente difícil, como yo", deslicé sin piedad (con criterio) y fue entonces en ese momento que quise -por fin- entenderlo.
Existe una analogía implacable entre el idioma y yo, entre sus enredos y mis desastres; entre su precisión y mi código impuesto; entre su manera perfecta de decirlo todo de una magnífica vez y mi ineludible ambición de convertirme en ello... 
"Como el idioma, cuando lo domines, ya no va a ser difícil", me dijo, convencida de una verdad tan real, que asusta...  Como si fuese acaso tan simple como declinar un quizá... Aun con lo dura que me resulta su ley, dominarme del todo a mí sigue resultándome incierto...
"Ocupate de ser feliz, no perfecta", me pidió él, en medio de los mil mapas, los 150 planos, las leyes y los pretextos ...  Feliz, no perfecta, insistió convencido, serio; y yo declinando pronombres, sin más, sin remedio...
A veces me gustaría retroceder hasta allí, al momento preciso en que empezó todo;  cuando era menos yo, y más ella; más sin normas, sin prejuicios... más sin miedos... Allí donde mis sí y tus no determinaron mis tiempos... Allí donde tatué -sin querer- las huellas más categóricas, el juicio más insensato,  el pánico más intenso...  
Ahora me queda el Vielleicht, el Konjuktiv I, el II y cientos -y miles- de acasos, de intentos, más la indeleble ilusión de ser -una vez- como él: tan preciso, tan real; tan jodidamente perfecto...






Casi...

"Casi me asusté " dijo ella, con sus recién cumplidos 3 añitos. "Casi", porque haberse asustado de verdad habría sido "un problema".
"Casi"; esa suerte de impunidad que nos rescata de la totalidad, sin pretexto;  casi como un punto y coma, que no separa ni junta, pero delinea el espacio "legal" entre dos extremos...
"Casi lo llamé", "casi se lo dije", "casi la besé... Casi lo hice..."
"Casi"; esa avenida tibia que nos acerca hasta ahí y nos impide seguir ascendiendo. Casi, como una excusa letal de descartar -sin piedad- los caprichos del desenfreno.
El casi no es un sí ni es un no; sino ese hueco impreciso, fugaz, intermedio que nos condena, sin más, al encierro. Nos salva del terrible error y nos rescata, también, de la posibilidad del me atrevo... Como si se pudiera vivir en el puntito del medio... E
so no sería vivir, sino levitar, sin remedio... 
Porque se juega con garra, porque se lucha con fuerza... Porque se ama con todo o alguien más vendrá a hacerlo por ti, mientras te quedas ahí, en el casi, en apenas... entremedio...
Ella con sus 3 años pequeñitos ya lo sabía muy bien: el casi nos suspende ahí; justo, justito allí donde no sabemos, donde no queremos... donde no podemos. Allí, en la orilla contraria del me animo a más; en el boulevar cauteloso -temeroso-, cómodo... incorrecto; sin sentir, por temor a sufrir; sin gritar, por temor a aturdir; sin hablar por miedo a que tu decir te ensordezca todavía más y te obligue a dejar -de verdad- el sube y baja sereno; en el casi me animo a vivir; en el "sigo sobreviviendo..."

Entre tizas y pizarrones, Felices días, maestros.

Se llamaba Gladis. Bah, se llama; hace no mucho tiempo me la crucé por Azul, aunque estaba distinta, "de civil"; sin guardapolvo a cuadritos...
Por aquel entonces lucía unos rulos dorados -divinos- y no llevaba ningún anillo, eso llegó después... Y yo aún recuerdo, como si fuese ayer, la escena final de esa noche: ella de blanco, del brazo de él; yo, de la mano de mamá, mirándola, sin entender, por qué no podía quedarse... Fue en aquel parque, lo sé; el parque que hasta hoy sabe quitarme el aliento...
No me enseñó a leer ni a escribir, ni a sumar, ni a restar, ni tampoco a dividir; fue la primera que me hizo ver que estar lejos de mamá no puede ser tan terrible; a veces me gustaría volver y hacerle un par de preguntas...
Y pasó el tiempo... Llegaron Moni, Vero y algunos profes del alma -que festejan en unos días-.
No sé si fue el lunes, la humedad o la vida que, de tanto en tanto, osa pasarnos factura... pero elegí viajar, desconectar y recluirme allí, en ese refugio inmune que supo hacerme feliz, tantas veces... Cuando todo lo que importaba era la mesa redonda, con jugo y muchas "masitas"; el patio con sus baldozas... Los bancos y el pizarrón; las tizas con su color y el timbre que llevaba al recreo... Recreo, como el que quise tomarme hoy, para decir (¿Por qué no?) que a mí ya me hicieron feliz, que ahora les toca ellos. Ayer, hoy, y siempre:
¡ F e l i C e S ** D í A s ** M a E s T r O s!



Un día es un siglo sin ti...


No. Por mucho que lo intente, no hay caso; no recuerdo cómo empezamos; supongo que como comienzan las mejores historias: sin planearlas...

De repente (y sin guión que le preceda), te convertiste en mi mejor compañero, en mi amante más fiel. Lo sé, siempre he sido bastante reservada para hablar de ciertas cosas, sobretodo si estas involucran-siquiera un poquitito- al corazón... Apareciste en mi vida cuando más lo necesitaba; cuando ya no confiaba en nada (ni en nadie), cuando sentía la irrefrenable necesidad de huir, adonde se que me lleves, lejos de este mundo cuadrado y racional que me encarcela y aturde...

Es cierto, te negué muchas veces y ojo! No me siento orgullosa de ello, aunque he de decir, sin embargo, que eso te vuelve -aún- más interesante, aunque hoy no te tenga a mi lado. Hace días que no te veo, que no te oigo siquiera y... te extraño. No me es fácil decirlo, pero me haces falta, como nunca creí que lo harías. Dicen que extrañar está bueno; yo agrego que acercarse está mucho mejor...

Sé que traté mal, que te subestimé y hasta herí, algunas veces. Perdón; hay matices de mi carácter que aún no consigo domar, pero te quiero y nunca te haría daño con intención...

Sé que de alguna manera estás, por ahí, percibiendo -sin querer- todo esto que te digo. Te extraño lindo, sobretodo por las noches, y más cuando son de frío. Volvés? Prometo tratarte bien esta vez, colo...

Ya no tardes mi vida; te extraño horrores, Netflix 😢...

Las fronteras distinguen países, no personas...

No. En general, no escribo sobre política partidaria, pero me parece que hay cuestiones que atraviesan, transversalmente, cualquier debate político...
Al parecer, cuestionar la localización de Santiago Maldonado anula la posibilidad de preguntar por otras personas desaparecidas anteriormente, como si la vida humana pendiera de una banderita de colores.
No, no estoy de acuerdo, al margen de cualquier ideología, yo quiero que aparezca santiago, junto con los demás desaparecidos y responsables de crímenes- de antaño- todavía impunes.
No me importa si hay brecha o divisiones arbitrariamente instauradas: yo elijo pararme en el medio, en el del suelo que piso, que por ahora es Estado y alguna vez- ojalá- volverá a ser un pueblo unido, bajo el ansiado nombre de Nación Argentina.

Entre bambalinas...

Porque la vida es una gran obra de teatro que no dejamos de ensayar, porque soñamos con cientos de estrenos (y nos vestimos de gala para tantas escenas...), porque encarnamos papeles, intercambiamos roles y protagonizamos decenas de obras distintas y porque tod@s, en algún momento, no dudamos en disfrazar nuestras penas, para que quienes tanto queremos, puedan volver a reír...

Por ello y por tanto más, nos deseo a tod@s un gran día del actor/actriz.

Ensayemos, actuemos (y protagonicemos), pero tengamos presente que, por fuera del escenario, no hay fecha prevista de estreno 😉

y... mención especial para quienes actúan, con "matricula habilitante" ❤️

Levis Mode off!



En ocasiones, todo parece estar al revés, enredado (retorcido) y nos inquietamos porque, en mayor o en menor medida, precisamos el orden y tal ausencia de líneas nos desconcierta. Es exactamente en esos momentos en los que nos damos cuenta de que Levis omitió un apartado; que orden y bienestar no son sinónimos, que las curvas conectan caminos, que lo previsible aburre y que es esa cuota de azar la que nos mantiene vivos. La perfección es un mito, la vida no viene con reglas y aquello que carece de solución, no puede ser llamado problema...

Lluvia intensa para disfrutar el sol; altibajos y mareos, para valorar la sonrisa...

De ventanitas, de cuentos...



De vez en cuando, sin mas, una ventanita atrevida nos deja ver a trasluz (a destiempo...). Entonces, un torbellino feroz nos tergiversa las horas (y el miedo); viajamos precipitados, sin permiso (sin piedad) en ese trencito inquietante que nos hizo reír (y llorar...) tantas veces... Se nos entrecorta la voz y late con fuerza el pecho. Paseamos por el vagón (un rato), como buscando porqués (y pretextos...) hasta que se esfuma el tren; también muy precipitadamente y nos devuelve desnudos y por demás conscientes ... Ya nada podemos ver de aquella misma manera; porque eso que jurábamos sano (y estable) estaba en verdad rasgado, con notas multifacéticas, todas en tono muy sepia... y porque de un viaje así, no puede uno -jamás- regresar ileso...
Y así seguimos, con un paso zigzagueado, a veces curvo, a veces recto; buscando esa ruta fugaz, un tren osado-mordaz- que apenas por un momento, nos hace creer en la magia, librándonos de tanto cuento...

Cortémosla, en serio.


No alcanzan las marchas, no alcanzan los gritos; no bastan los llantos y lo pedidos afónicos de familiares y amigos, sus ruegos...
No, no alcanza, porque ninguna de esas variables es capaz de solapar la enfermedad que subyace y que nos alcanza a todos. No alcanza, porque ya nadie se asombra cuando le gritan algo -poco cortés- a una chica, mientras pasea por la vereda. No alcanza, porque caminar en una calle oscura sigue siendo más peligroso para una mujer que para un caballero; y ni hablar si además usa tacos, escote o falda, aunque, "curiosamente", nadie acosa a un pibe que va en traje de baño o con bermudas o shorts...
No alcanza porque, al momento de buscar laburo, querer ser mamá también representa un problema; aunque la alegría y el amor los compartamos con "ellos". No alcanza, porque si estás de mal humor, seguro te está por venir o no pasaste una buena noche. No alcanza, porque el relato rebasa de símbolos, de frases y de expresiones peligrosamente naturalizadas. No alcanza y mientras no se promueva la educación y el cambio, podremos reducir el número de casos, pero jamás librarnos de ellos...


Empecemos a CONCIENTIZAR que la MUJER no es un flanco, no es una cosa, no es objeto; MUJER, señoras y señores es, al igual que HOMBRE, un ser, una persona, un género...

y acordate siempre, pebeta:
El acoso no es normal, agredir SIEMPRE está de más, que sea tu PAREJA NO significa que sea tu DUEÑO y, aquel que verdaderamente te AMA, JAMÁS te faltaría el RESPETO...
Ni una Más - Ni Una Menos...
En serio...

Sí 10 años después, te vuelvo a encontrar, en algún lugar... ♪


Hace cosa de 10 años, rendía mi último final. No, no recuerdo cuál fue, exactamente; luego siguió un trabajo práctico -en grupo-, la "bendita" tesina y... chau facu: Licenciada, al fin...
Recuerdo que esa época que, hasta hoy, considero una de las más bonitas de la vida, no supe disfrutarla como debía, aunque teníamos nuestros "momentos": las cataratas de café (¡y tutucas!), los menúes que improvisamos para Luqui y Gaby (), las tentadas de risa en los interminables resúmenes; los madrugones (?) y los "paseos" por retiro, con las materias aprobadas, los hombros más distendidos; un ticket camino a casa y la insustituible -y orgullosa- sonrisa de los viejos al verme llegar, de vuelta...
Sí me preguntaban entonces (y, de hecho, lo hicieron), habría dicho (dije) que ni loca empezaba otra vez, pero ya ves lo que dicen por ahí: "nunca digas nunca"...
Hoy rendí mi primer final después de largos meses en "pausa" y... no se parece en nada a lo que viví anteriormente... No sé si es la edad, la pasión o las experiencias de vida pero... algo me lleva creer que ... esto tiene más que ver conmigo.
Todo se vive distinto: el estudio, el apoyo, los nervios... Ahora no tengo a Lalita, poniendo corchetes y "no" a discreción encima de frases absurdas; no espera Luquis en casa que vuelva a decirle, otra vez, que aprobé una materia... No veo al "coqueco" jugando feliz a la play, antes de irse él, a rendir un examen y ya no me escapo a "casa", luego de firmar la libreta; pero la sensación de placer (y de orgullo) aún se percibe en el aire...
No sé cómo seguirá, me atrevo a arriesgar que en algún momento se volverá tedioso (cuando nos sobre teoría...) y en ese momento, veré. Porque si algo aprendí (y vaya que lo he aprendido...), es que nadie nos regala nada; que no podemos anticipar, ni diseñar nuestro andar; el camino. Porque es paso a paso que andamos y es solo por eso (y así) que estamos (y nos sentimos) real -y maravillosamente- vivos!


Chin chin!

De líneas...


¿Un camino derechito o uno con montañitas? ¿Una ruta despejada o una con obstáculos? ¿Una línea recta o una llenita de curvas?
Uno tiende a creer que una vida tranquila es más simple y más feliz; pues bien, no lo es: si no existiesen caídas, no sabríamos levantarnos; si no existiesen las curvas, no conoceríamos la linealidad; si no existiesen las montañitas, no habríamos sabido -jamás- lo que es un terreno llano. 
Altibajos, nubes, sol... Muchas rosas (un poco gris); muchas sonrisas, alguna lágrima y siempre- y para siempre- bíceps dispuestos a remar, cuando nos cueste seguir...
J u E v E s  -MUY- F e L i z !!
Y... Ya ven, en el camino recto, siempre se llega "después"...



Allá lejos, yo contigo; hoy sin voz...


Fue un día más o menos como hoy. Si no lo recuerdo mal, fue un 20 de julio azulado; 22 años sin vos...
Hace días que te pienso sin conocer el sentido; supongo que allá lejos (aquí arriba) algo te trajo a mi hoy.
Con vos también me parece que nos debíamos tiempo, que se escurría... que se escapó; siento que apenas te conocía y, cuando empezaba a entenderte, me regalaste tu adiós...
Sabés? Hay muchas cosas que suelo asociarlas contigo: los bigotes oscuros, "las vueltas en carretilla", la Luz tenue (bien tibia), la silla en la esquina, la camisa a rayas... la tele con poco color. Hoy, sin embargo, fue algo más lo que te trajo a mi lado; viajaste en un sabor que presentía perdido y que recuperé, sin pedir permiso (ni perdón).
La gente se ríe cuando les digo -feliz-que tomo Vitina con leche, o la maicena muy dulce, como me preparabas vos; harina con leche, me acuerdo, como si fuese hoy...
Qué absurdo se vuelve todo cuando le hallamos sentido, cuando asociamos los ritmos con los chorchetes inquietos, que pierden forma (y color)...
Aunque retenga muy bien tu sonrisa ( con tus ojitos bien chinos), por mucha fuerza que haga... ya no recuerdo tu voz; aunque tu hija es tu copia y yo, que un poco me asemejo a ella, quizá me parezco a vos...
Bueno, yo solo quería acercarte y asegurarme que sepas que, aunque ya poco te nombre, querido abuelito Vega, yo siempre me acuerdo de vos... ❤️

EL SUBTE, ESE AMIGO TRAICIONERO:



- Peripecias, señas particulares, circunstancias... La vida misma, en movimiento:
  • Veloz: EL 90% de las veces que llegás a la estación, seguro ya ha partido uno.
  • Solidario: Nunca está lo suficientemente lleno para prohibirte el ingreso.
  • Cálido: La temperatura promedio te fríe una porción de papas, en 3 estaciones.
  • Celestino: siempre hay alguien -en el vagón- dispuesto a brindarte cariño.
  • Misterioso: La demora es un fantasma que sobrevuela cada viaje.
  • Desafiante: Pone a prueba tu flexibilidad, reflejos y límite de tolerancia.
  • Versátil: Se adapta a cualquier situación externa (sobretodo si es protesta).
  • Impredecible: Nunca sabrás, con certeza, a qué hora pasa ni cuando llega.
  • Revelador: Los primeros 5 segundos afuera, no tenés ni puta idea en qué parte del mundo te encontrás. Pero respirás y... eso le da sentido!
¡Bienvenidos al subte !

Un puente

Hace tiempo no construyo casas. De chica supe intentarlo aunque, a decir verdad, no me quedaban bonitas; creo que me fallaba el pulso... o la paciencia (o ambos). Lo cierto es que me enojaba mucho cuando caía la torre; me impacientaba empezar y... pues bien, no lo hacía...
Con el correr de los años, me aburrí de la estética y enmendé-como pude- los baches más distraídos... Fue entonces cuando entendí, por qué no soy arquitecta.
No. No recuerdo dónde inicié ni tuve jamás en claro hacia dónde me dirigía; es que no he sido buena para orientarme (me pierdo con facilidad) y eso complica el camino. Creo que lo peor, de estos casos, es confundir lazarillos...
De un tiempo a esta parte, aprendí que, a veces, es justo el miedo a caer el que derrumba la torre; sin querer, sin mirar (sin ver), con el codo (al descuido). Dicen que lo que hacemos consciente es solo una mini porción de lo que somos en realidad; que mucho de lo que vemos no lo pensamos jamás y que todo lo no pensando es, en verdad, diferente...
Y no, no puede edificarse jamás sin planos que lo presenten, mas la obsesión de ultimar puede aflojar las paredes...
No siempre es leal idear; a veces, es alguien más quien precede; ese armadillo letal y mordaz que te amenaza (si viene). A veces se deja vencer y otras, sale azaroso (por suerte). Se asoma a hurtadillas y avanza. No pide permiso y es más: te avasalla y... te envuelve. Empieza de a poco a jugar, comienza a apilar (sin cesar) las cartas (muy lentamente), mas te anticipa-brutal y sádicamente- que quién se asoma pierde. Y ahí no te queda opción y te entregás, sin piedad, al laberinto de azar, que ahora... que ahora construye puentes...

Oh juremos con gloria morir... 🎼

Creo en los argentinos, en la solidaridad de los argentinos  y en la voluntad de ayudar a los más afectados; en la conciencia de quienes eligen manifestarse, de manera pacífica, para reclamar sus derechos: justicia, seguridad, (ESTADO)...
Creo en las ganas de crecer y progresar; en las universidades colmadas de estudiantes obstinados,  que invierten tiempo y esfuerzo en proyectos carentes de garantías...
Creo en la autodeterminación de las personas y en la libertad de forjar su futuro.
Creo en la democracia, en la libertad de expresión, en el respeto, en la Constitución Nacional por la que alguna vez nos regimos...
Porque proclamar y defender la independencia no es lo mismo que ejercitar una colección de individualidades y porque decido creer que, en algún momento, el demorado proyecto de Nación derribará las fronteras de la utopía...

No pedemos permitir que, luego de 200 años independientes de la corona española, alguien más, ose encadenarnos los sueños...


Con los chicos, no

168 millones de niños alrededor del mundo se encuentran inmersos en la injusta y "desatinada" red de trabajo infantil. Más de la mitad de ellos desempeña trabajos que ponen en riesgo su integridad física y emocional. ¿Las principales causas? Endeble trabajo decente para adultos, protección social insuficiente e incapacidad de asegurar la asistencia de los niños a la escuela, hasta la edad mínima legal. En resumidas cuentas, fallas (de) grandes, que pagan los más pequeños...
En Argentina, a cerca de 1 millón de menores se les niega la posibilidad de ser niños...
La educación, el juego y la recreación son pilares fundamentales para el desarrollo de una persona sana. Sacrificar su presente implica comprometer su futuro, mi futuro, tu futuro; el futuro de todos.
Garantizar el acceso a la educación y a la protección social es responsabilidad del Estado; velar por sus derechos, responsabilidad de todos.


12 de junio- Día internacional del trabajo infantil-

14 abriles grisáceos; 14 años sin vos


Fideos - coditos- con mayonesa y queso, milanesas de carne, pastelitos, buñuelos y flan.
Una cama muy grande y el abuelito que nunca (jamás) osó cuestionar desalojos; para que quepamos ambas, para mimarme más...
Una cocina pequeña, un patiecito más grande... Macetas, parrilla... Hogar.
Sillones marones, un cuadro, más algo a un costado, naranja, que no logro identificar...
Pollera larga, camisola a cuadros, los sacos tejidos a mano; la impaciencia, la puntualidad...
Una pisada lenta y dos rodillas cansadas, engalanadas de antojos, que no distinguían edad.
Tenacidad, ocurrencia y orgullo, frente a un obstinado apuro, que te arrebató, sin piedad.
14 años del abril primero, que hubiese donado a Joaquín (que hubiese querido borrar...)
Besito al cielo, Abuelita linda; te quiero muy mucho (y más!)❤️

Manifiesto (o algo así)

Me gustan esas personas que no contrastan palabras y gestos; que no disfrazan miradas, ni fingen sonrisas ni aturden silencios.
Elijo personas que no le temen al verbo, ni a los adverbios ni a los adjetivos.
Me agradan personas que osan cuestionar las metáforas, renunciar a la paradoja y desafiar a la alegoría...
Me gustan los ojos que no se escapan, las lenguas que no se callan, las voces que nunca mienten... Las notas que, por azar, descubren nuevos sonidos...
Rechazo la ausencia de código, el verso que desconoce el párrafo, la cobardía que viaje en un traje, la falta de respeto y la hipocresía...


De laberintos, de trechos...

Alguien que quiero (y mucho) me dijo hace poco que estoy en mi "año zen". A riesgo de pecar de ignorante, voy a confesar que no conozco demasiado de esa cultura, pero... me aventuro a creer que, siquiera algunas millas hacia el oriente, he sumado en el último tiempo...
Desde el pie de la montaña, la cima se ve ... tan lejos... Y claro, nos desespera, nos frustra y nos angustia el solo imaginar la cantidad de pasos y esfuerzos que debemos dar para llegar a la meta. Una vez arriba, relajados, tranquilos (satisfechos) se nos da por memorar, la cantidad de sonrisas que nacieron en el intento...
La vida no es un camino a seguir, sino un laberinto de color que recorremos, de a trechos... A veces más rosa, a veces más gris, pero siempre preciso, inevitable... correcto. Los mejores mapas son esos que remarcamos encima, cuando mutamos trayectos...
En ocasiones, no vale la pena insistir sobre el recuadro indiscreto. A veces, es solo dejarse llevar y ver... hacia donde nos lleva el viento...
Antes o después, la vida nos ubica en el lugar correcto; mientras tanto, sonreí, disfrutá, VIVÍ y llenate mucho de esos momentos pequeños, porque esos, señores... son los que nos hacen grandes, los que valen la pena vivir... Los que se vuelven eternos...

Paseos liviantos de domingo...

Me pasó otra vez... En medio de "Sehr geehrte" und "zwar... aber", me decidí a arreglar el mate... Domingo, muy domingo.
Entré a la cocina y estaba ahí. Real, increíblemente real, unos... 20 años después. No, no podría definirlo...
Me acuerdo que, al entrar había una suerte de sala, oscura, en general. Creo que esa fue la primera pc que vi. Pasábamos horas dibujando en el Paint (y tratando de endender al buscaminas...) ¿Te acordás? Éramos tan peques...
Al atravesar esa puerta, una luz intensa nos recibía en el comedor. A la izquierda, la tele... luego la mesa; detrás, la ventana y ese aroma. El mismo aroma... No, no era el de los jazmines, tan peculiar en tu patio, ni de fatai... ni de empanadas de humita (esos merecen un capítulo aparte). Era otra cosa, como algo que se respira en el aire y no se puede describir...
De pronto, la infancia y la adolescencia me invitan a dar una vuelta, y yo les digo que sí; les tomo tímidamente la mano, dejo en pausa el "vielleicht" y me sumerjo, un ratito, en la burbuja fugaz en la que fui tan feliz, tan pequeña, tan naiv, tan azul... tan sin miedos...

16 veranos de amor y 1 duda desesperada

Y 16 veranos después, las dudas siguen dudando...
Nos enseñaron que, para tener un futuro, había que irse; no importaba dónde, mientras dejemos el "pueblo"; las calles que nos vieron crecer, nuestra gente, nuestro barrio... "Un futuro", decían; ni mejor, ni peor, ni distinto; un futuro, a secas, llano; como si al quedarnos ahí, nos apresara el pasado...
Y nos lo creímos; compramos el proyecto de un sueño a costa de... tanto insomnio incautado. Hicimos lo que que quisimos (lo que pudimos) y, por alguna extraña razón (sin querer), nos adaptamos; no sé sí por costumbre o resignación, pero nos quedamos...
Algunos volvieron al pueblo, recuperaron su espacio; otros seguimos, sin más, buscando ese no sé qué que aun parece amarrarnos. No somos de acá, ni de allá; sino es híbrido multicolor que aún nos sigue editando...
Y volvemos, claro, a visitar; ya menos que anteriormente, aunque las despedidas van costando más, conforme avanzan los años...
A veces me pregunto para qué corremos, hacia dónde vamos; si hay un camino a seguir (que aún seguimos buscando), pero seguimos así... andando; persiguiendo, recorriendo, extrañando... Entonces, en medio de tantas olas, asoma una suerte de isla (un paréntesis) un remanso; un hueco chiquitito que nos hace sentir enormes y que, como jura Ismael, y luego de tanto nadar, nos rescata del -tenaz- naufragio... ♥

De tiempo(s)...

El tiempo pasa, las metas mutan, asoman canas pero... hay cosas que nunca cambian, jamás.
No sé si ya van 16 o 17; nunca fui buena para los números (perdón), pero hay algo que sí tengo claro: el reloj jamás da vuelta hacia atrás...
En ocasiones, la vida nos retuerce la razón y un montón de gotitas desordenadas osan nublar la visión (y el alma)... Entonces, solo entonces, somos capaces de ver ...
Ríamos más, lloremos menos; atrevámonos a más (temamos menos!); demos las gracias (pidamos perdón); soñemos más (pensemos menos 🙈); seamos felices con lo que somos, lo que tenemos; dejemos de mirar hacia atrás (o a un costado) y... Vivamos muchachit@s, que el pasaje de vuelta, nadie lo tiene comprado...

...



Pasamos la mitad de nuestra vida esperando la ocasión ideal, delineando el momento justo; lamentando un pasado que ya no pasa y anhelando un futuro que no se aproxima... Ojalá el reloj negociara su espacio, su efecto, su recorrido; pero lejos de condescender, un parpadear fortuito y rapaz ve cómo escurren los meses, entre ambiciosas manos y dedos muy distraídos...
No existe método audaz de predecir el momento ideal y es solo porque caminamos que existe nuestro camino; con piedras, con rosas, con sol y granizo...
La vida es tan fugaz como impredecible y, mientras estemos aquí, es un derecho y una obligación que valga la pena estar vivos...


Su pasaporte Madam? Un descuido...


Y sí, hay aromas que nos hacen viajar, como el que deja la lluvia, la tierra apenas húmeda, un perfume particular o ciertos aromas precisos que, aislados de tiempo y lugar, no tendrían ningún sentido... 
Ayer, cuando volvía a casa, me sorprendió un ligero (aunque algo intenso) perfume a cera. ¿A cera? Sí, a cera; la de los pisos de antes, la que utilizaban las madres (y algunas hijas...)  No es novedad alguna; he sido siempre bastante inquieta y la mitad pequeñita de mi adoraba los trabajos manuales; de grande, ya ven, me enamoré de las letras, las metáforas, los paréntesis (y los puntos tan suspensivos...)
¿En que estábamos? Ah ¡Sí! Los aromas... Bueno, cuestión que, tras percibir el perfume, muy peculiar por cierto, volví a tener 8 (o 10), un ratito, y a recortar sin cesar papel vegetal con formitas... y lanas finitas que dibujaban figuras, con cruces chiquitas muy bien definidas, y paño lenci color Navidad y estrellas... y moldes de perritos que no ladran y sueños de tela y cartón... coloridos.
Volví a encontrar a mamá, que me esperaba en la puerta para regresar de mi mano. Una vez más, el mantel de tela y las tostadas de pan, untadas con miel y manteca; y un té con leche humeante y bien dulce... como la merienda con mamá, en casa. Y me sentí abrigada, endeble, liviana... Tan viva...
Es que... de tanto en tanto me animo a viajar, a abstraerme del mundo real (de un descuido... ) y a revivir otra vez, y al pasar, recuerdos que me hacen grande; en puentes tan pequeñitos...

Life... oh Life... 🎼







Lucrecia, papá Rubén

"Lucrecia, papá Rubén", dijo de repente una voz familar, a través de un número deconocido, junto con un tanto enigmático "no ...