Pausas, banderas y juegos...

"¿No te acordás de mí?" Preguntó de repente, con una sonrisa que apenas cabía en sus labios... "Esa expresión la conozco", pensé, pero por más esfuerzo que hice, no pude encontrar un nombre que coincida con su cara... "Soy Dinie", insistió, con sus ojos más brillantes que nunca... "¡¿Dinie?!... Pasaron 18 años", respondí sin piedad, como pidiendo disculpas... "18 años...", repitió ella, con cierta calma y asombro, y me sambuyí en el pasado; en esos 5 o 6 años más que habían pasado ya, antes, incluso, de los afamados 18...
Mis clases de Inglés eran... únicas (no exagero) y con Dinie se volvía perfecto. No quiero pecar de injusta: Vero también tenía lo suyo; con su sillita amarilla, los piqui-niquis en su casa quinta, sus "You are getting on my nervs", cuando no lograba callarme y tantas locuras más que ni caben en este recuadro... Pero Dinie era distinta, tenía algo especial; con ella hacíamos listening y, pese a su figura inglesa de aparente seriedad (que contrastaba muy bien con las ocurrencias de Vero...) el esperado (y tan aclamado) "Dinie Show". Creo que sucedía los viernes, aunque no estoy tan segura y, de no haber sido así, se le parecía bastante. Lo preferido por todos era "Boys against girls", lejos, muy lejos en verdad, del debate vigente... La competencia era increíble; había una ambición por ganar que nos alcanzaba a todos. A veces había premios y otras, jugábamos solo por el honor; con 16, 17 años parecía bastar...  A mi me bastaba, como esa tarde que trajo fudge, un dulce de azúcar Inglés que ninguno de nosotros conocía; porque en esa época, de incipiente internet, la cultura extranjera aparecía así, en recortes pequeñitos que nos acercaban un poco...
El instituto donde pasé tantas tardes ya no existe más; no recuerdo si mutó antes o después de lo de Guingui pero una parte de mi quedó contendida allí; en esa galería que me vio crecer y esas aulas que me impulsaron a ser... una loca de las lenguas foráneas...
Me preguntó qué hacía y con cierta culpa le hablé de Alemán y, aunque a ella no pareció afectarle mi traición, me vi obligada explicar la causa de menudo cambio porque... sentía que se lo debía... Nos despedimos dos veces y la segunda me saludó en Alemán, para desterrar cualquier duda...
18 años pasaron ya y 20 y tantos más que conocí el Wonderland, esa tierra en la que fui tan feliz, sin siquiera notarlo; esa pausa que visito, fugaz (sin piedad), de tanto en tanto.


Del 2018 aprendí...

Que los límites son fronteras impuestas; 
que querer y poder son hermanos de sangre.
Que esperar desespera,
soñar enajena
y vivir es un reto constante.
Que el tiempo jamás precede: se crea;
que el deseo conmuta quehaceres
y el desinterés no es cobarde.
Que el silencio también aturde,
que respetar es valioso
y saber callar, admirable...
Que hay aspectos que no se mezclan,
vínculos que jamás se fuerzan,
y fallos que nos vuelven muy frágiles...
Que la vida da muchas vueltas
(que sus curvas son fascinantes).
Que el cariño se cuida
pero no se enmarca;
que el amor no se inventa,
la atracción no se oculta,
la física adorna
y la química es alucinante...
Que las verdades también lastiman,
que la intuición jamás desvaría;
que la intensidad es muy desgastante...
Que en ocasiones andamos de a 1
y otras, de a pares;
que en los plurales sentimos, en singular crecimos;
que todo es aprendizaje.
Que preocuparte es sufrir dos veces 
(y en vano);
que el tiempo no sigue reglas
(ni planos...)
Que asumir quiénes somos no es gratis;
que negarlo nos sale muy caro...
Que pensar y sentir son rivales,
que a veces comparten un trago.
Que un cuento es un sector literario,
que la vida no cabe en su mano. 
Que planificar tranquiliza,
arriesgar moviliza
y dejarse llevar es humano.
Que los finales perturban, 
los comienzos alientan,
el entre medio inquieta;
y el temor retrotrae.
Que fallar no es un error,
que no atreverte es equivocarte;
que el deseo es un duende precoz,
que lo subsana el coraje.
Que odiar derrumba
amar construye,
ineludible es caer
y apenas tu decisión,
levantarte...

Love each day, live your life, enjoy the ride...












De alturas y sismos

Es como cuando te dicen que rompas algo, a ver si con adhesivo (y ganas) es posible dejarlo igual. Pues no, no se puede. Mi vida (mi ser) funciona igual (parecido). No se trata de orgullo (o ego), es algo que va más allá y allá queda, sin palabras... sin testigos.
Tampoco es que solo se cae y ya; precede (quizá) algo más, un resbalón, ¿una alerta...? Un aviso. Yo siempre fui muy perceptiva; no sé si es percepción o intuición ¿son lo mismo? Lo cierto es que sin querer, sin saber... lo diviso, aún cuando no quiera ver, ni sentirlo...
Si me lo preguntan hoy (de verdad), puedo nombrarles dos hitos: el primero, esa noche, en el bar; el segundo, por Palermo, entre yogures helados, esquemas mareados y cajas que desarmar... Y, pese a todo, no "oí", porque quise (quizá) creer que todo tendría sentido; y lo tuvo (ya ven) pero... no es el que habría elegido...
Crecer trae consigo esas cosas: dejar atrás, aceptar... atreverse a ser uno mismo y, a veces, no es tan simple el andar o, a lo mejor, ni siquiera encaja en el borrador que escribimos. Y entonces, ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Con qué sentido? Dicen que siempre aprendés y, de ser así, me deben algunos títulos...
Creo que el desafío es, en verdad, reconciliar los sentidos; hacer a un lado el pensar, poner en jaque  al quizá y re-encausar el suspiro y comprender que VIVIR no es solo respirar: implica sentirnos vivos.

De termómetros, murales ... Y ruidos.



En el aniversario de la reunificación alemana, comparto una reflexión y un debate que... aun permanece vigente... Ojalá, 29 años después, un poquito más al sur (y con alguna que otra metáfora) podamos repetir la historia...

... y entonces, cuando los cañones se volvieron muy ruidosos, resolvieron silenciar la violencia y dirigir las ideologías. "Guerra fría" le llamaban que, para infringir los preceptos, vulneró la temperatura...
Una misma nación y dos realidades; ideas asesinadas (o adormecidas), fronteras expuestas, un millar de verdades y un poco más, de mentiras...
28 años de sombras, de ausencias... De duelos. Desesperación y, en el mejor de los casos, huidas; hasta que, un día cargado de 9, el muro perdió su "vergüenza", re-unificó las familias, los sueños ( y la economía); cambio social y político, con un apellido coqueto: Liberalismo...
No obstante, porque la historia no siempre es idónea, 29 años después, es menester recordar, que dividir (u ocultar) no es una vía leal, para instaurar monarquías...
🇩🇪❤

De mares, de oasis, de islas

"Poder decir adiós, es crecer". Gracias, Gustavo, por ayudarme a entender que, aún con mi "metro cincuenta y dos" (o cincuenta y tres, según como venga el clima...) aún se puede ser alto. 
No, no es que sea fan de los "chau", de hecho, me cuestan bastante las despedidas pero sucede que, de un tiempo hasta hoy, no queda otra alternativa...
Dicen que si no aprendiste una parte, insiste la vida en repetirterla, como para que te quede claro, esta vez, lo que -quizá- no sabías... A veces, más que ignorar, se trata de querer creer, aunque en el trayecto cruel dejemos un poco la vida... Es que, cuando se trata de ser (de querer) no hay ley que no los prohíba y vamos así, otra vez, jugando a creer que, por fin, la historia será distinta; quizá por una ilusión, por pasión o vaya saber uno qué pero nos arruina... Y ahí sí: "¿Para qué?", "Ya no más", "Me cansé" y otro montón de mentiras... Hasta volver a soñar y, sin querer (sin notar), jugarnos otra partida; un poco más rotos que enteros, volviendo a confiar (sin valijas), sin resistir grabación (sin oírla) porque eso es -ni más ni menos- vivir: luchar, intentar y surfear, mientras haya olas, la vida.

Sin puntos, sin ceros.

(...) Como si acaso se sintiese igual que el aroma del sobre y la tinta apretadita con fuerza, como evitando que las palabras se escurriesen del papel; el amor que viajaba incómodo entre renglón y renglón y la emoción de leer y responder -felices- cada punto y cada coma, y rellenar los huecos vacíos con besos dibujados y sueños de mil colores distintos...
¿Y la adrenalina de encontrarlo otra vez? Lo habíamos visto una vez (o dos) en el boliche del pueblo. Con suerte, sabíamos su nombre, su apellido o alguna seña particular que nos ayudara a ubicarlo: "Es el panadero de la calle Colón", "El chico del perro"... "El hijo del cliente de tu papá"... "Va al Nacional" ... "Va todos los domingos a la plaza...". Porque, claro, plazas hay muchas, pero la del domingo, sin duda, era esa. Jugábamos a los detectives y a descubrir (de a ratitos y en vivo) detalles que nos acercasen más...
¿¡Y revelar una foto!? ¿Se acuerdan? Terminar el rollo y llegar ansiosos a la casa de revelados, esperando encontrar esta foto increíble que quizá... quizá nunca salió, o salió cortada o bastante distinta de lo que recordábamos ser...
Llamar por teléfono era toda una aventura. Sí, lo dicen todos pero en casa (y no es por mandarme la parte...) la cosa se complicaba aún más, porque no solo te atendía mamá (o papá) sino que, durante algunos años, compartimos la línea con el taller y ahí... ahí te atendía mi tío y avisaba -con un grito y de la escalera- que nos habían llamado... La discreción se esfumaba y, con ella, todos nuestros "no sé".
Ahora, el mail, el whatsaap, las fotos digitales y las redes nos simplifican bastante el laburo y ¡ojo! no es que lo vea mal pero a veces me gusta recordar esos años en los que -apenas más joven que hoy- la inmediatez era solo un sueño y vivir se parecía bastante más a una aventura, repleta de detalles pequeñitos que me hacían grande, sin siquiera sospecharlo; sin ser, siquiera, mayor...


Life... oh life... ❤️

Aufwiedersehen, bonita...

No tiene que ver con vos, sino conmigo; con lo que soy, lo que fui... lo que elijo. Sí, lo sé, sos increíble pero... no me alcanza (perdón). Sé que afirmé -sin dudar- todo lo que amo en vos que, has de saber, no cambia; es que te falta una parte de mí, la división de mi ser que ya... que ya me abraza; el aire que me da vida, cuando me quedo sin voz, la risa que me alivia el alma cuando me dicen que no y la grandeza de lo pequeñito, que no reclama atención... Sí ya sé, tampoco alcanza pero al final descubrí que tu báscula también era coja y la ecuación no me daba, el balance flaqueaba... no me quedaba otra opción. A veces, el donde se vuelve accesorio, cuando le falta el timón...
Te juro que no fue fácil; te puedo hablar del insomnio, el llanto, la bronca y hasta la explosión y, aunque bailaba mi alma al imaginarme a tu lado, se me partía en pedazos al proyectarme con vos. Te juro que en algún momento te ofreceré una tregua, te abrazaré como nunca... te pediré perdón pero hoy, Deutschland, debo decirte "hasta luego", poner en pausa este sueño y abrazarme a lo que yo soy...

De piezas, de huecos... De ruidos.

A veces, nos sentimos completos y otras, no queda más que juntar todos nuestros pedacitos para volver a crear -sin temor- uniendo las piezas cojas que ya no encajan. No puede ser de otro modo: una vez que se desarmó, ya nada volvió a ser lo mismo; es como si en el trayecto se perdiese algo o, acaso, -quizá- se evaporase el hechizo... 
Los rompecabezas son siempre así: nos instan a romper la razón para rearmar los sentidos... No, no todo se trata de vos (perdón); hay una pieza renga que ya no ensambla y yo, con los sutiles recortes de mi osado mapa, aún no decido que hacer...
Quizá esto de cambiar nos desafíe un poco; es como decir ya no más y luchar, sin cesar, para callar el sigilo, que te atormenta sin luz, sin razón... sin permiso.
A veces, cuando se pierde el encanto no importa cuántas fichas haya, no hay modo de volver al principio. Y está bien que suceda así (aunque duela, un poquito); es la manera que tenemos de ver que es urgente vivir, con ganas, sin pretextos... con motivos. Aunque ahora me encuentre así, fluctuando incesante entre los extremos rivales del mismo camino; llorando de bronca, riendo de ganas, pensando que no, sintiendo que sí  y rogando que por favor (por fin) todo el difuso barullo encuentre su justo sentido; aunque a veces no pueda explicar y otras no quiera querer y siempre -sin más- sea el obtuso silencio quien cause los mayores ruidos...

El sol, la vuelta... el mareo...

Cumplir años siempre me enajena (un poco); no hay una sola vez (de todas las 36) que no haya vivido lo mismo. No sé si será profecía, azar o acaso la mera costumbre de reiterar -sin cesar- secuencias que enredan y cansan los hilos que unen, destejen (y atan...).
A lo mejor tiene que ver con el sol (y la vuelta que vamos dando...) o quizá fue esta vez la luna o Aries o qué se yo... pero pasa...
Es como si crecer nos obligase a ir por más y nosotros... no nos sintamos de acuerdo o al menos -quizá- con miedos.
Cuando era chica (y estimo que no es singular...) me imaginaba distinta; ni mejor ni peor que hoy, tan solo menos igual de lo que ahora me veo y no es que lo quiera cambiar (y no paro, ya ven, de negar) pero, simplemente, no entiendo.
Hace unos días soñé con mi ser y no es por narcisista en verdad pero se los cuento: pude mirarme a mí, desde allí; otro cuerpo.  No era importante la escena (en realidad no recuerdo). En ese momento fue como morir; hoy que decido vivir, elijo reinterpretar el cuento...
Dicen que todo cambio nos lleva a pensar de más (o de menos...) y yo ya no quiero pensar, ni esperar... ni soñar... ni quererlo, aunque parece que de eso se trata el estar aquí, entre medio; como una suerte de nexo vulgar que desconecta y bifurca, creando un montón de puentes que nadie -jamás- los cruza...
Se que le debo a los griegos un poco más que los mitos: el aire ya ven, con figuras,  que aspiro, respiro... y disfruto.

Thinking out loud

Amo los domingos; son lisa y llanamente el paréntesis de mi semana (y todos sabemos muy bien lo mucho que amo los paréntesis ... Y las metáforas). Hoy me di cuenta que el domingo la gente tiene más tiempo y eso la lleva a reflexionar, a lamentarse -frustrarse- o, incluso, también, a llorar... Hace tiempo dejé de hacerlo, quizá porque me gusta mi vida, quizá porque tengo un plan o a lo mejor -simplemente- porque ahora pienso distinto...
No se si me estoy poniendo vieja (no me respondan) pero de un tiempo a esta parte revaloré la vida (mi vida) y, entre aciertos y "desencuentros", sentí ganas de vivirla pero de verdad; de dejar de creer que soy un árbol de pera y animarme a más, a moverme, a luchar por lo que deseo, a decir más "perdón" o "te quiero"; a escuchar lo que quiero decir, a decir lo que quiero oír y a hacer lo que quiero hacer, mientras puedo hacerlo... Y, de corazón, les deseo lo mismo: que sueñen mucho, que vivan más, que tengan siempre mucho valor (o menos miedos) y ... que no se les escurra la vida, anhelando mejores tiempos...

Bonito cumple, Feliz vida 😊


"Si no tuviera el cerebro quemado de gramática y estructuras germanas, pasaportes, cursos de español, dólar, tarjeta de crédito, ahorros -y valor- necesarios para cruzar aduanas (en eso se resume mi día...) lo haría ahora", arrojé sin piedad (con criterio) y me faltó añadir "ahora que todavía es tu cumpleaños" y sí; hablaba de tu "homenaje"
.
¿Sabes qué? No es original, sino real, empezar así porque fue así -o más o menos así- que nos conocimos; entre problemas, síntomas, lágrimas, abrazos endebles (sonrisas muy fuertes), amores que no lo son (y penitas que sí lo fueron...)
Adoro la complicidad que creamos y esa posibilidad -real- de poder decir cualquier cosa, sin temor a juzgarnos porque obvio, todos cometemos errores y, aunque ninguno de los dos haya comprado el cristal para anticipar el futuro, el mate y la catarsis de dos alivia bastante más que el llanto y la bronca de a uno...
Amigo lindo, te quiero montones y si me permitiesen (o permitieran) elegir un regalo para vos, elegiría 3 cosas: 

1) La paz que necesitas y hace tiempo venís buscando
2) Sonrisas y mucha risa (de esa que te hace doler la panza) 
3) Coraje para que te atrevas a dar -siempre- los pasos que precises dar, aunque te cuesten... tanto.


Que los cumplas (y seas siempre) Muy (Muy) Feliz ❤

Gracias por aliviar mis penas y duplicar mis alegrías ...

Como ser un MAL vecino sin fallar en el intento

Hoy, en nuestra habitual entrega, Gracias por existir, ironía le presentamos:
"Como ser un MAL vecino sin fallar en el intento" 


10 sencillos pasos para convertirse en el desconsiderado que siempre soñó:

1- Al despertar (independientemente del día/horario ), escuche su música predilecta en el volumen que más disfrute y el número de veces que así lo desee. Puede acompañar este rito con cánticos y palmas.
2- Su compañero de piso (roommate) siempre debe escucharle. Ergo: grítele, no importa qué hora es: ¡hay que comunicarse!
3-  ¿Aficionado del fútbol? ¡No se prive el placer de gritar los goles y desafiar a sus vecinos del equipo contrario, sin moverse de su ventana. ¡Comparta su pasión!
4- Fume en los pasillos
5- Reúnase con familiares y amigos las veces que así lo desee y en el horario que ud. considere oportuno. ¡Comparta su alegría!
6- Los arreglos en su hogar deben efectuarse los días sábados y/o domingos, a partir de las 8 am. ¡Sin excepción!
7- Compre cachorritos, salga de su hogar y déjelo en el patio: es momento de conversar con sus vecinos perrunos
8- ¿Aprendiendo a tocar un instrumento? Recuerde: Es cuestión de práctica--- ¡NO se desanime! ¡Siga intentando!
9- Mantenga siempre sus ventanas abiertas.
10- Las despedidas deben ser en el pasillo de su piso. ¿Quedó algo por debatir? Este es el momento de hacerlo. ¡Anímese!

¿Listo?¡ Felicitaciones! Es Ud un auténtico jodido...

Ahora bien, Si lo que Ud desea es ser un buen vecino, simplemente contradiga cada punto y, luego, POR FAVOR, múdese a mi edificio... ¡Se lo ruego...!

---------------------------- ¡MUCHAS GRACIAS! --------------------------------

Banderas, sabores y gestos...

No tengo idea de cómo lo hacías; jamás te lo pregunté (no podía) y hoy, que lo puedo hacer, no podría...
Creo que nunca llegamos a hablar; recuerdo esa vez, con mi dedo, en que todo lo que pude lograr fue una carita sin miedo o el error, con la puerta, que yo... que yo no supe explicar... Fuiste la primera persona que oí hablar Alemán y  la "culpable", también, de que también yo lo quisiera y aunque me habría encantado contártelo a vos, me temo que el tiempo no siempre espera...
Hoy lo intenté (de verdad) pero no se parecía ni un poco; no sé si omití algo en particular o si era tu toque especial el que lo volvía perfecto. ¡Ojo! Hay cosas que las imité (y creo que hasta muy bien...) cuando aún te veía, aunque no pude corroborar la pizca que estaba de más entre sartenes y especias...
No fue la mejor de mis épocas pero tuvo momentos de paz que hasta llegué a añorar, con el tiempo...
No sé si existe el destino, si fue el putísimo azar o acaso la causalidad la que congenió todo esto; porque me cuesta aceptar que tanto dolor y mal puedan llegar a buen puerto; porque es por vos que hoy estoy acá y porque, a veces, del peor error nacen los mejores aciertos...

A Oma, donde quiera que esté...

De vivir, de soñar... de intentarlo

Nunca fui buena para el adiós, me cuesta mucho dejarme abrazar y no hay manera de atravesar ese chau -siquiera por lo que sé- si no es con congoja y llanto. Mi vida lo sabe también y estimo que nace allí la tan ambiciosa obsesión de reiterar, una y otra vez, hasta que no duela tanto...
La primera de  todas las veces no fue nada especial; nos conocimos casi al pasar, la última de sus noches en Baires. Él dice que quería algo más (a mi me bastó con el vino).
En la segunda no fue una sino 3 las veces que dijimos adiós; como para probar otra vez, para volver a intentarlo y, como nunca habrá dos sin tres (alle gute Dinge sind drei), existió también la tercera, que volvió a convidarnos un rato...
A veces me gusta pensar que la vida ya planeó todo; que el bus lo dejó pasar, que el tren debía cambiar y que Frankfurt nos ofrecería una tregua; que el dolor que lo retuvo aquí también fue particular, para sentirnos más... para dolernos menos porque...  aunque no me muero de amor, siento que muero de ganas (y miedos)...
No sé si existe el destino; si es magia o casualidad; si existe -quizá- alguien más que teje y desteje los hilos; si es como dice él, desde el sillón con habano, o si es simplemente vivir, lo que nos duele, nos cuesta, nos cambia y nos gusta... tanto...

Ovillos, madejas... envión

"Lo que escribiste me agarra justo en un momento en el que no me es demasiado fácil sonreír", confesó él y sin querer (sin notar) volví nuevamente a mí; a mí y a ese nexo "egoísta" que más que aislarme, me abriga; al laberinto sagaz que emancipó un camino que me atreví a transitar. Así es que aparece "de golpe" lo que llevó tantos años desovillar: la prorrogada carrera que hoy la titulo "puente", el viaje en primera persona, la confianza que no me perdona y todo lo que implica escuchar...  Hacer lo que me hace bien (dejar lo que me hace mal); disfrutar la vida y sus locos momentos, sin medir (sin comparar);  las pausas tan demoradas, las curvas más acertadas; el relax...  El valor de volver a intentarlo, aún conociendo los riesgos, poniendo en jaque a los miedos, los "no sé", los "¿qué más?". El vino con muchas ganas, el chocolate sin culpa avara, la risa sin excusas mundanas (sin piedad);  el te quiero que no espera nada; el no quiero que no teme nada y la decisión de vivir feliz, sonriendo un poquito más...

Menos razón, más criterio

¿Cuántas cosas dejás de hacer por temor? ¿Cuántas más se aniquilan por miedo? Sí, lo sabemos muy bien: corazón y cerebro conducen a contramano pero, de tanto en tanto, no está para nada mal -tan solo- dejarse llevar; decir más veces "sí", elegir muy bien cada "no" y enmudecer esa voz que aturde con sus "vos no", sin criterio...

¡B u E n ** V i E r N e S !
F e l i Z ( *y valiente*) V i D a  



Coleccionista de sueños


No. No soy ñoña (¿O quizá sí?) Me gusta obtener buenas notas no por un mero "vicio coleccionista", sino más bien como "alarma"; como un simple recordatorio de lo que sí soy capaz, de lo que todavía puedo (de lo que no me pueden quitar). Porque, ¡ojo! Nuestras limitaciones las conocemos muy bien pero cuando se trata de enumerar virtudes (al menos para mi), la suma flaquea un poco...
Estudiar una carrera pasados (ya bastante...) los 30 me enseña que el tiempo siempre es relativo (con tu permiso, Albertito) y que las pasiones jamás perecen, si conservamos la fuerza (¡las ganas!) de no dejar de intentar...
Una menos (¡¡una más!!)
Ich liebe dich Deutschland. Ich komme gleich 🇩🇪❤


  

De vacunas, de mares... de expectros

A mi las vacunas no me hacen efecto. No sé de dónde proviene el antojo pero es así: no genero anticuerpos. Con las emociones me pasa algo similar: las conozco pero... no las prevengo; sé cómo puede ser, imaginarlo -quizá- mas nunca -jamás- preverlo. Es como que mi inmunización se volvió inmune (¿permeable?) a los malestares varios que -día a día- enfrento...
"Soy el elefante blanco de las emociones ajenas", aseguró él, aunque el suyo no era blanco en verdad;  yo me apropié su metáfora, asumí un color y le atribuí un pretexto. No puedo asegurar si era tal el eco que quiso iniciar Raúl, pero supe -apenas leí- que describía mi psiquis (mi expectro)...
Yo soy ese elefante blanco que baila para todos y para mí permanece ajeno; como si perdiera interés (o efecto). El elefante que siente culpa, duda y miedos, como si faltasen vacunas; como si nada pudiese hacer al respecto; como si cansado ya de bailar, pefierese -sin más- navegar, en el aturdido mar, fluctuante e inquieto.

Aquí, conmigo

Siempre me pasó. Recuerdo cuando compartía mucho tiempo con mis amigos y, de repente, precisaba un ratito para mí, a solas... Ellas lo saben muy bien (aunque no siempre lo comprendieron). La vida me convidó la suerte -además- de tener el cuarto siempre para mí y esa fue la  vasija de roble que supo añejarme el vicio. Luego llegó lo mejor: mudarme -por fin- yo sola y ahí... ya no hubo vuelta atrás. Hay quien no sabe estar solo (Y lo respeto mucho) pero, incluso con lo lindo que es compartir, los reto, los desafío y animo a la vez  a atreverse a disfrutar (¡a elegir!)  la magia que trae consigo, quedarse con uno mismo, a solas...❤


De rinconcitos y huecos...

El dulce de membrillo siempre fue de papá, con queso. Si le sumamos un té (y tal vez un poquito de pan...) me atrevo a arriesgar -sin dudar-  que es la mejor de sus cenas. Yo siempre preferí de batata, sin queso ni tampoco pan; solito y original y, por supuesto, de noche; en ese momento puntual, justo después de cenar, en que a mí -al igual que a papá- me da un no sé qué singular que no se alivia con fruta. Entonces, asoma mamá y el rinconcito especial -que nadie osa asaltar- y que refugia, sin más, secretos de los más dulces. Ella no sufre esa urgencia y, si acaso tuviese que optar, prefiere el que se hace con leche...
Hace ya un par de días que tengo escondido este antojo y tanto es así que anoche, cuando volví de cenar, hice una escala puntual que... sobrepasó mi sorpresa: no era el que hace mamá ni el que come papá; ni parecía membrillo...  Tal vez, el dejo fingido -ireal- de mi vecino impostor también me decía algo...  
A veces, corremos tanto -sin respirar- que no paramos para escuchar (ni escucharnos), hasta que oprime el alma y ahí... ahí no hay dulce que baste, y menos si no es de verdad. Hay huecos que nos envuelven y apenas nos dejan espiar, por la rendija porfiada y letal que nos confunde y marea para -aturdidos- andar, perdiendo riegos, corriendo ritmos...
No importa las vueltas que dé, los pozos en que ose caer; el dulce de membrillo siempre será de papá y yo, una turista casual que intenta entender que, en verdad, no hacen falta cajitas para sentirlos conmigo...




Dejé mi peine en Alemania

Estoy casi segura de que lo dejé en Frankfurt, porque fue ahí donde (también) dejé una parte pequeñita de mi que, todavía, no encuentro...
"Se te veía tan bien... tus ojos brillaban distinto", insiste otra vez mamá, como apoyando -sin sospechar- la hipótesis que pienso y re pienso... tanto. No puedo recordar Alemania sin sonreír; como si no hubiesen defectos allí o como si acaso mi ser, ahí, encajase perfecto.
Hace casi  4 meses que todo está más enredado, como si en verdad le faltase un peine; algo que lo alinie (me calme) y me rescate -por fin- del naufragio exótico -y vil- en que me veo inmersa... 
No tiene que ver con raíces; con un apellido así, no osaría jamás cuestionar de dónde es que vino el bisnono; al margen -claro- de los hábitos de papá y esta pasión especial por todo lo que es la familia... 
Acá, todo parece normal; justo, preciso e igual que el lunes bendito aquel, en marzo. El tema es que yo ya no estoy igual y no me siento la misma. Dicen que si te vas de viaje, nunca volvés igual, no sé si es el avión (¿el free-shop?) o algo que subyace ahí, entre medio, pero hay algo de uno que nunca -jamás- se atreve a volver consigo y nos vemos, de pronto, así: raros, desencajados, perdidos; como buscando ese no se qué, que no sabemos qué es pero nos deja incompletos... distintos.
Y ojo, no es que me sienta mal, sino que todo parece enredado; como si faltase un peine; el peine que dejé ahí (¿sin querer?) entre ilusiones, ficción y suspiros...

¡Vamos Argentinos!

No, no soy futbolera pero, una vez cada 4 años (Y durante un mes, al menos) los argentinos hacemos a un lado las diferencias que nos distancian y nos unimos como pueblo para alentar a la selección, desde donde sea que estemos. Sólo por eso (al menos para mi) el fútbol vale (y valdrá siempre) la pena.
Hoy me iré a dormir así, con la ilusión de que -algún día- está burbuja bonita en la que nos sumerje el Mundial trascienda el estadio y, al margen de los 90 minutos, nos abrace a todos como país, como pueblo, como NACIÓN ARGENTINA... 


¡Vamos Argentinos Carajo
 🇦🇷!

 

Somos mujeres, no perras

No. probablemente jamás me practique un aborto pero lo que discutimos hoy es otra cuestión y me avergüenza oír que quienes suponen representarnos no lo entiendan; no estamos discutiendo si abortar está bien o  está mal; el interrogante moral lo dejo en vuestras conciencias.  
Despenalizar el aborto no te obliga a abortar, así como la Ley de Matrimonio Igualitario no te obliga a casarte con alguien de tu mismo género y la Ley de Divorcio no te fuerza a abandonar a tu amor (tu pareja). Se trata de un derecho, no de una obligación. ¿Conocen todos la diferencia?
Despenalizar implica decir "no más" a los cientos de miles de abortos clandestinos. Significa que una mujer no va a morir por interrumpir su embarazo, independientemente de su condición económica. Significa ponerle fin a un negocio ilegal que lucra -a menudo- con la desesperación y los miedos de las mujeres "pudientes". Significa que nunca más una mujer sin recursos deberá dar a luz a una persona que no tiene posibilidad alguna de vida. Es liberar a la mujer condenada a llevar en su vientre el eco de la violencia, el desamor y el martirio. Es no condenar a un inocente a llevar una vida que no viva; es la libertad de elegir, sin revisar los bolsillos. Es  que nunca más alguien deba morir porque no es abultada su cuenta. Es dar la oportunidad a todas de decidir, sin coartar sus derechos, sin cuestionar su ética. Es respetar tu situación y también la de ella. Es aceptar nuestra realidad y procurar transformarla. Es enterrar la hipocresía y acreditar la conciencia. Es asistir para no concebir,  es educar para no abortar  y es apoyar... para no morir... entremedio.
Discúlpeme Nicolás si ofendo su lealtad con la dictatura pero la apropiación de bebés no tiene justificación alguna.
Amo a los animales, Señora Estela pero conozco muy bien la distancia entre mujer y perra...
Disculpenme todos pero acá pero el debate es de justicia, no de ética; no hablamos de salvar 2 sino miles de vidas y no, no se trata de cerrar las piernas, sino de abrir la cabeza...


*Reflexión escrita luego de la votación en la cámara baja. 

Instantes

Y entonces me doy cuenta que quiero quedarme acá, en el instante preciso en que sucede todo; cuando mi pitufa me mira y me pide un ratito más o cuando corre a abrazarme, al verme cruzar esa puerta. Acá, en un delirio con Peter por whatsaap, en  audios, llamadas  o mensajes de texto; donde Luqui me malcría con mimos, consejos (y asados). Acá, donde la abu me llama para escucharme la voz, papá me hace chistes para sentirse mejor y mamá me arma viandas para que coma sano; para que los sienta cerca... Acá, donde siempre hay copas servidas, un mate recién empezado, un abrazo por demás preparado y muchas manos para empujar. Acá, donde vuelvo enfrentarme a las tizas, con mi mochila cargada de sueños y voces tan pares (y lindas) que la duda se enfrenta al reloj; donde mis piernas aún están fuertes y recupero el aliento mientras lo pierdo al descuido, entre escaleras inquietas, flexiones molestas y bicis con ritmo, y color...
Acá, donde elijo que esta -mi- vida se cuente en primera persona. Acá, donde muero de miedo, de ganas, de amor... donde discuten mis sueños, mis logros, mis porque sí y porque no.  Acá, donde sin querer -sin saber- pude tenerlo todo...

Yo debo, yo quiero...

Madrugar. Llegar siempre en horario. Ser eficiente. Entrenar (mantenerse en línea). Sonreír. Estudiar. Trabajar. Ser correcto... Cumplir.
Pagar las cuentas. Limpiar la casa. Ser buena amiga, buena madre, buena hija, buena hermana, buena tía, buena novia/amante o esposa; educada, divertida, inteligente y bella. Y, una vez más, sonreír...
Ufff ¿respiraste? A veces, solo se trata de eso y de recordar que a la obligación no siempre estamos obligados...
Hagamos lo queramos (SEAMOS TAN SOLO LO QUE PODAMOS) y nunca, pese las piedras y baches, descuidemos la ocasión de reírnos con muchas ganas. Porque, como leí por ahí (cuando Sigmund me guiñó el ojo... ): "la muerte comienza, cuando se deja de disfrutar la vida..."


¡ F e L i Z * F e R i A d O * De mentiritas ! 

MUY * Buena vida!
La imagen puede contener: una persona

Yo solo quiero aprender Alemán

... pero me perdí en la retórica, en su retórica y...
No, no siempre fue así y si me preguntan por qué, no sabría qué responderles; es que no tengo la menor idea pero 3 años después, nada se veía igual: él no se veía igual (yo ya no era la misma) y el tan obstinado azar entrometió su capricho...
Un poco de sightseeing y el Castillito del sur era todo lo que esperaba; pero comenzó distinto, y concluyó mejor... "¿Te puedo dar un beso?", improvisé sin piedad, después de los primeros 2 brindis y no recuerdo si fue en español o en mi querido alemán pero respondió que sí, y ahí comenzó la magia...
Al cabo de tres noches (y dos días) debimos decirnos adiós; fue la primera de todas las veces. Se me estrujó la razón al verlo cruzar esa puerta y no supe qué más hacer... Así que perdí mi bus; les juro que fue sin querer (o al menos sin conciencia alguna), aunque seguramente alguien más (que por supuesto hablaba Alemán) lo explicaría distinto...
"Hola me confundí de horario ¿Sabes si se puede cambiar el ticket?", pregunté a la distancia, entre sollozos mareados y frases bastante confusas, y él respondió que sí pero duplicó la apuesta: "También podrías venirte a Ulm", sugirió sin pensar; yo acepté sin dudar y... todo resultó perfecto: mi cambio de plan, el paro del tren, el nulo wi fi, la moza copada que abrió para mi su bar y me ofreció su teléfono... Su Hallo sin corbata me enderezó las dudas y ya no lo pude evitar; iba a ser solo una noche pero me quedé 4 más (y así ya sumamos 7...)
La segunda de todas las veces fue, sin duda, la peor; dejé la mitad de mi ser en el equivocado tren que iba tranquilito a München y con el alma ovillada - y un ticket revalidado- volví derechito a Ulm, para tomar el correcto, hacia Frankfurt (hacia el fin... ).
No, el primer día no pude ver -en verdad- si era tan lindo ese sitio; se me nubló la visión con cada puto recuerdo y, aunque le puse emoción, no fue sino hasta que escuché su voz que sonreí como nunca... "Intentaremos estar ahí a las 10", leí a las 8:52 germanas y resucité  nuevamente.  No fue el día más feliz, pero sí la mejor sorpresa... Y también el mejor paseo y los mejores abrazos y los mejores sueños, hasta que llegó lo temible: el 3er y ya último adiós, al menos de este sendero... 
Sí, yo solo quiero aprender Alemán; espero no estés de acuerdo...

15 otoños callados, 15 abriles sin vos...

Fideos - coditos- con mayonesa y queso, milanesas de carne, pastelitos, buñuelos y flan.
Una cama muy grande y el abuelito que nunca (jamás) osó cuestionar desalojos, para que quepamos ambas (para mimarme más...)
Una cocina pequeña, un patiecito más grande... Macetas, parrilla... Hogar.
Sillones marones, un cuadro, más algo a un costado -naranja- que no logro identificar...
Pollera larga, camisola a cuadros, los sacos tejidos a mano; la impaciencia, la puntualidad...
Una pisada lenta y dos rodillas cansadas, engalanadas de antojos que no distinguían edad.
Tenacidad, ocurrencia y orgullo, frente a un obstinado apuro que te arrebató, sin piedad.
15 años del abril primero que hubiese donado a Joaquín (que hubiese querido borrar...)
Besito al cielo, Abuelita linda; te quiero muy mucho (y más!)❤️

De ON, de OFFs, de ritmos...

"Paren el mundo que me quiero bajar", oí suplicar a Mafalda, como si el mero ON-Off reglamentase los giros; como si acaso encausar el botón garantizase que así, exento del frívolo azar, pudiese ordenarse el destino, ausente de toda magia; carente de fallas, venturas y ruidos.
A veces no hacen falta botones, sino un simple cambio de ritmo; un rinconcito sereno, donde se callen los voces (donde no aturda el sigilo); donde los pesos no pesen, donde los miedos no teman (y el pero pida permiso), mientras el mundo circula, sin pausa, sin prisa (con ritmo... ) Quizá, de tanto girar, se desmarea el mareo y un día, de pronto, los sueños mas enredados encuentran su propio camino...

Nos vemos pronto, Bonita...

Es increíble lo relativo que resulta el tiempo (con tu permiso, Albertito); 35 años pensando que no y tan solo 19 días para aprender que sí puedo...
Dicen que uno nunca regresa como se fue y... sospecho que algo hay allí de cierto. Para empezar, aprendí un poquito más de alemán y me llené de chocolates, cervezas -sonrisas- y excesos... Aprendí que disfrutar no tiene ver con un plan, que los mejores planes no fueron jamás planeados y que el clima es tan solo un pretexto... Que el cuerpo no solo habla (sino que grita) y que el señor del habano, también la tenía clarísima . Que los mejores momentos pueden nacer de un error, de un desliz... De un gran acierto. Aprendí que valgo, que puedo hacerme querer y que, joder!: Eso también lo merezco... Que pensar y sentir jamás andarán de la mano, que hay que atreverse a soñar, a creer, a correr el riesgo... Que nada se da porque sí, que no existe algo así como azar, que nada jamás es casual y que no es programable el sentir porque vivir, muchachitos, se trata tan solo de eso...
Y no, no pienso decirte adiós, porque sabés, Alemania, que ya volveremos a vernos... Ah, cuidame muy bien el cuore, lo dejé por ahí, en el sur, sorprendido expectante ... descubierto. 


Deutschland 2018

Caprichos semánticos y desafíos socioculturales

(Un diccionario a la derecha, por favor)
  • Se debe trabajar para vivir y no a la inversa
  • Conservar el niño interior significa ser lo suficientemente adulto como para saber cuando dejarlo salir
  • El derecho a protestar no da derecho a interferir con otras libertades
  • Autoridad y falta de respeto no son sinónimos
  • Estado implica delimitación política; nación es un recorte sociocultural
  • Política y amor son incompatibles
  • Hipotésis y teoría no son sinónimos
  • La duda no te vuelve impune
  • El miedo no te absuelve de culpas
  • Esperar no es igual que permanecer estático
  • Un parche oculta (no resuelve)
  • Aceptar no siempre implica estar de acuerdo
  • Dormir y descansar no siempre siempre significan lo mismo
  • Dejar huella no es igual a dejar cicatrices
C'est la vie - Es tut mir Leid☺

Llueve. Oooooh ¿Y ahora?


CONSEJOS PRÁCTICOS PARA GENTE poco PRÁCTICA 
Sres y Sras: llueve; ni es la primera vez, ni será la última...
  • ¿Nunca condujo? ¿Lo hace poco? Hoy no es el día para incursionar. No insista
  • Se lo juro, aún no llueve; eso que percibe, es simplemente humedad: guarde el paraguas señora; me encariñé con mi ojo y... preferiría conservarlo
  • Querida mamá: Su bebé es precioso, lo sabemos; no es necesario exhibirlo hoy
  • Ese sospechoso relieve que aprecia por encima suyo se llama techo y, sumado al paraguas, redunda en protección
  • Queridos pasajeros, estimadísimo chofer: lluvia no equivale a frío. Abramos esa ventana; si no lo toman a mal, me gustaría ejercitar mis pulmones
  • Comprendo su apuro caballero pero, lo que lleva en su mano no son flores; es algo más grande (e invasivo). Se lo presento: se llama paraguas
  • Adorable automovilista: lo que pasea bajo sus ruedas es un charco. ¿Le cuento un secreto? ¡Salpica!
  • Sr taxista, se lo juro: no me divierte caminar empapada y no, no lo estoy saludando. ¿Puede parar, por favor?
  •  Girar la cabeza hacia ambos lados antes de avanzar ha evitado numerosos incidentes... ¡Cosa 'e mandinga!
  • Esto los va a sorprender pero... la boludés no es imprescindible en días de lluvia. Se los aseguro...

Dos corbatines rojos y un traje de color gris, intenso...

No sé cómo fue que llegué hasta acá pero ya no me puedo alejar (lo siento) y a riesgo de pecar de cobarde, tampoco me puedo quedar (no debo), aunque entre el querer y el deber (ya lo aprendí muy bien) hay un océano inmenso...
No... no es que no quiera querer: es que no puedo hacerlo. Es como si cada no y "Yo jamás" hubiesen venido por mí, a embargarme lo que les debo, y yo, mendigando dádivas, sin atreverme a alegar tan despótico precio; no es que me falte valor, es que me sobra criterio...  y ganas de vos (y miedo).
"El tiránico imperio del absurdo, los oscuros desvanes del deseo", juraba Joaquín y me convenció sin esfuerzo, mientras legitimaba las horas que estuvimos juntos, los dos, sin querernos; desde corbatines rojos, la escala celeste y blanca, la noche del primer adiós, los brindis (los reencuentros), y dos ojos inimputables, frente a una obstinada fiscal que osó sentenciar su intento... 
"Estamos en la edad perfecta para quedarnos con la culpa...", murmuro casi sin voz, como para callar el temor que pone en jaque al silencio... Y me repito que no, mientras me juro sí, que al final, de eso se trata de vivir: de sentir, de volar... de animarse a correr el riesgo...

And the winner is...

Otra cuestión que me "inquieta", es el tema de la "actitud" en términos de "conquista" (por ponerle algún nombre bonito); como que nadie sabe muy bien qué hacer (ni cómo hacerlo), pero... todos opinamos (convencidos). No hay que estar siempre disponible, pero tampoco decirles que no; hay que darles bola, pero no tanta... No hay que ser muy demostrativa pero tampoco un cubo de hielo; hay que mostrar interés, pero como con VISA (en cuotas)... Si escribís poco, es que no te interesa, pero si escribís mucho, pufff... sos una intensa. Si no hablás, se aburren y si hablás mucho, se aturden... Si respondés al toque, estás pendiente de él, pero... si no lo hacés, es señal de que no interesa.  ¿Cómo era eso de "hacete la difícil, que les encanta"?  ¿Cuánto de difícil?  O sea ¿Hay un número de no, antes de prescribir la estrategia? 
¿Y si leo y no respondo? Tremendo: El tan temido tilde azul...
Ay muchachitos...  parece que la tecnología, en lugar de ayudarnos a avanzar, nos hace girar en círculos (y nos marea).
No hay reglas infalibles, ni plano super preciso, ni táctica más eficaz que ser lo que uno es, para encontrar el reflejo más fiel de eso que tanto desea...  Podés gritar, reir, fingir e, incluso, callar, pero... si no es auténtico, si poco tiene de realidad, más antes que después, se desvanece y se va. Si no te quiere por lo que sos, si solo le atrajo el show,  se va esfumar toda magia, apenas baje el telón... 
Pensá menos (sentí más), no amordaces tu auténtico yo (¡dejate llevar!),  obedecé tu intuición (escuchate un poquito más), que el mundo está lleno de artistas, pero las luces se apagan, los actos también se cansan y lo único que queda en pie es eso que ahora sos; lo que podés tratar de cubrir (disfrazar), mas nunca -pese a cualquier estrategia- poner en off y borrar...

Hasta siempre, chiquita

Nunca fui buena para las despedidas, perdón...  Es como que con cada adiós, muere una parte de mi (de mi vida). 
Te acordás cómo nos conocimos? Yo era bastante más peque que hoy; 18 añitos tenía (recién llegaba a la city) y vos me esperabas ahí, en Laprida 1. Me acompañaste, me ayudaste, me bancaste y estuviste ahí (y acá) conmigo. Atendiste mis caprichos y delirios; siempre que te precisaba -sabía- podía contar contigo. Lo hice y tanto fue así que nunca nos separamos, aunque... tuvimos nuestras diferencias, nuestras peleas y roces. Me lastimaste y, si bien con el tiempo entendí que no había sido esa tu intención, te perdoné e, incluso ( y me llevó un tiempo hacerlo... ), volví a confiar en vos, ya nunca volvió a ser lo mismo. 
Hace tiempo no estás igual y yo ya no soy la misma. Así y todo, siento que, al dejarte ir, una parte de mi también se marcha contigo... y ya no habrá marcha atrás. No, nunca me gustaron los términos medios, lo sabés muy bien. No quiero que pienses que te dejo porque encontré a alguien mejor, porque no fue tal el orden de los hechos. Sí, es cierto que pronto habrá alguien en tu lugar, mas nunca, jamás, podrán ocupar tu sitio....  Dejaste una Huella  en mi, que siempre vivirá conmigo.
Gracias por todo. Que en paz descanses, MINi PiMMER.
🙃

Que sí, que no... Que caiga el Chaparrón ♪

"Cuando menos lo esperes, llega"."Tenés que visualizar lo que querés" ."Si pensás mucho en eso, no sucede..." "Pedile  al universo claramente lo que precisás". "Lo único que cae de arriba es la lluvia" ."Si no luchas por lo querés, nunca lo conseguirás". "Enfocate en lo que querés" ." Tu problema es que estás muy enfoncada en eso..."  Y la rematamos con un (¡attenti!) "Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado".  ¡Jua!
¿En que quedamos? ¿Le pido o me callo? ¿Lo busco o me escondo? ¿Y la Ley de atracción? ¿Prescribió o sancionaron artículos modificatorios? Honestamente, muchachos, me perdí. O sea... yo me levanto y no sé si hablarle al universo, rezarle a San Antonio o ponerme a meditar y pensar en florcitas de colores... ¿Qué hago?¿Lo deseo despacito?
No, no está claro. Es como ser Budista y creer en la vida eterna, no sé... O que un cura católico me enseñe la teoría del Big Bang... ¿Qué hacemos con Adán y Eva? ¿Y la manzana? Ojo que hay quien la pasó mejor con la manzanita, pero esa era otra historia...
¿Entonces, qué hago para alcanzar lo que quiero? Porque me da miedo interferir las fuerzas y desencadenar un desastre... Ya me imagino: yo charlando y tomando mates, tranqui, con el Universo y, de repente, una suerte de hecatombe astral -mezcla de energía y azar- retorciendo mis súplicas o, peor aún: yo tranquila, juntando margaritas, y Buda, Papá Universo y San no se qué, entregándole mis deseos a otros, por ser yo poco perseverante, tibia...
¿Alguna idea? ¿Un caminito? ¿Una línea... ?¿Un tip? Yo como para ir viendo, ¿Vio?
¡Gracias!

Tic-Tac, Tic-Tac... Otra vez, vos...

Parece que, una vez más, volveremos a vernos.
Sí, todavía se siente raro. No será esta la primera vez que estemos solos, los dos y, sin embargo, aún me incomoda (un poco).
Sí, lo sé, siempre me jacté de culparte por algo que... ni si quiera es tu culpa. Aunque... tampoco creo que seas un Santo -.-
Pasó bastante tiempo y aún no me acostumbro. Y me confunde ¿Sabés? A veces te quiero bien lejos y otras... daría lo que no tengo por que me ayudes... Y a medida que pasa el tiempo, más y más me confundo... y menos sé qué hacer... Y me dejo engañar, y me vuelvo a enojar y a alejar, pero bueno, ni hace falta que te lo diga. ¿No?
¿Con él? Sí, también intenté hablar con él y no una, sino puff.... muchas veces... pero no me escucha... ¿Y si lo intentás vos?
No te creo que no lo conozcas; tiene señas (muy) particulares: para empezar (y ni siquiera es causal), usa pañales, es algo miope y pasea distraído con una flecha arbitraria (sin matrícula habilitante). Lo llaman... Cupido y... hay que detenerlo: no puede andar tranquilo , jugando a ser el master de arquería y salir impune. Yo no te digo que no juegue, pero que sea -un poquito- profesional y -siquiera- vea a quién le pegó... Y, en todo caso, que revise las contraindicaciones y ofrezca -según corresponda- algún tipo de resarcimiento... ¿Cómo lo ves?
Dale Valentín, se acerca tu cumple, a ver si algún año llego a brindar con vos. ¿Te copás? 🥂

Entre el querer y el poder ¿me atrevo?



PH: Sujeta a derechos de autor

Mito, total y absoluto mito; ficción, quimera, cuento. Además, no tengo galera y, por si acaso, -perdón- también sufro de vértigo. La cuerda floja la transito a menudo pero alguno de los dos extremos -siempre- osa sacar ventaja y aquello del equilibrio no deja de ser - jamás- un colorido cuento de hadas...
Que te quiero y no puedo, que puedo pero no quiero; que debo pero no sé cómo; que no debo pero así me sale y, entre tanto -y por tanto- pensar y sentir, retados por siempre a duelo...

Me gusta adjudicarle a Descartes (o incluso al mismísimo Kant) la culpa de menudo suceso, como una suerte de chivo expiatorio -legal- que asume la carga y el síntoma, sin excusas, sin razón (sin criterio). 
"Tal vez yo no sepa adonde ir, pero si pudiera una mañana abrir mis ojos y ver los tuyos, sabría donde quedarme", leí alguna vez por ahí (y me enamoré del concepto).
Mario se cansó de gritar que somos fanáticos de lo prohibido y seguramente Freud teorizó bastante al respecto pero ninguno, ni el mismísimo Lacan, ha sido capaz de marcar la ruta que anula al jamás y perpetúa el acá, el ahora, el quizá; el atreverse a algo; a un poquitito más, sin culpa, sin sanciones... sin pretextos.
Es como si existiese un manual, una suerte de aval (de la ética y la moral), del deber ser y el no ser... y un centenar de ilusiones reducidas a intentos...  Mas no. No existe una norma tal que nos limite a soñar y nos prohíba intentar, más que el temor a fallar, disfrazado de no, de jamás... de no puedo y, aunque no es simple de elucidar -y suela vencer el pensar-, de tanto en tanto -y sin poder abusar- me juego a burlar al jamas, a abandondar al juicio en un holgado stand by, a desafiar al What if; a inmiscuir un me atrevo....





Casual o causal. ¿Elegimos?

Que le falta, que le sobra, que te gusta, que incomoda... que no alcanza. A veces, nada parece encajar; otras, darías lo que no tienes por compensar -sin dudar- aquello que, por H o por B, no basta, sin atreverte a indagar si, acaso con algo más, puedes torcer -sin dañar- lo previsto...

Somos piezas -precisas- de un puzzle arbitrario que nos arma, con hilos, con baches... con sogas, con pausas. Y nos movemos -sin más- en verosímil libertad, presos de cierto bosquejo (mordaz), que a veces nos hace soñar y otras nos mira llorar, abatidos... 
El tema es elucidar el móvil - o el rey- de tan rigurosa red y tan delicados hilos. Enlaces, vaivenes, quiebres (descuidos), más la indeleble ilusión de ser -por elección o por ley- el nexo real y preciso, mientras jugamos a pertenecer, a ser o a dejar de ser, en medio de nuestro camino; la ruta casual o causal, la vida que elegimos vivir, el azar... ¿O el destino...?

Así...

Un mate sin reloj envidioso, un paréntesis de buena música, una mañana al sol... La sonrisa de quienes amamos (los sueños que no postergamos), un "te quiero", un abrazo... el perdón. La risa no programada, la taquicardia indicada, la posibilidad de elegir; aprender a decir que no... El tiempo que ya no perdemos (los miedos que ya no tenemos), el "me atrevo y me sigo atreviendo" y -en en cualquiera de sus variantes- el amor...
La felicidad está ahí, asomándose sin piedad, y seguimos buscándola en cualquier lado...
F E L I Z  vida muchachit@s...
See u later, MasterCard...

Lucrecia, papá Rubén

"Lucrecia, papá Rubén", dijo de repente una voz familar, a través de un número deconocido, junto con un tanto enigmático "no ...