Rendijas y huecos

"No me voy a bancar la distancia", sentenció, y fue cuando descubrí... que se trataba de amor...
Aún no puedo jurar que fue lo me abrumó: si el ruido de aquel cristal, o el hueco que secundó al más letal gimoteo.
Todo, el primer "hola", el segundo gesto y el último adiós se suicidaron sin mas  (sin clemencia)
"No quiero sufrir", añadió, y se me estrujó la razón, tras su vocal y mi eco...  "¿Y entonces qué?", pensé, porque no fui capaz de decir que nada tenía sentido... Todo se volvió banal: mi risa, su voz y sus besos. La última noche, el último abrazo y aquel penúltimo adiós se desvanecieron también, junto con su reflejo...
Dicen que no podemos salvar, solo amar... Yo solo pude besarlo...
Pasaron ya casi 3 meses de tan despiadado dictamen y aún al oir voz, se me entrecorta también la razón ( y el pecho...)
Las horas  de risas, los guiños (la complicidad) siguieron también su vuelo. Me niego a pensar que se va... que no está; que no podré detenerlo... Que no volveré a sentir ese abrazo, esa piel, esos besos.Y puede que sea tal la razón del subibaja indiscreto; de la rendija indecisa y de las pausas... inquietas...
Absurda prisa cobarde que me detiene ante sí, desde aquí, y nos condena sin más, a un  "ojalá" (enterno).
No creo en casualidades, ni en azar ( ni en el tiempo),  mas el capricho de amar persigue  su enigma y mi afán; mi utopía y sus "no"; mi obtuso silencio,  su voz...  y mi eco



TIEMPO

Nadie puede escapar de las horas; de las agujas cobardes, de la brutal abstracción... De su juego.
Hace unos años no uso reloj y asumo que allí comenzó este debate mordaz, con el tiempo... Llegué a sospechar de cierta incompatibilidad, de algún arcaico rencor; de una brutal diversión, de un... ¿desprecio?
A lo mejor solo existe el azar y un par de agujas que enlazan, sin más, ciertos flecos y ahí estoy yo, en el extremo osado del vértice opuesto... Y  me empecino a coser... tejer... ovillar y desenredar (los enredos...)  y a combatir, sin piedad, el caprichoso pisar, la falta de acierto; el rengo número par; mi obtusa pasión (su veleidosa razón) y el más absurdo destiempo...

Lucrecia, papá Rubén

"Lucrecia, papá Rubén", dijo de repente una voz familar, a través de un número deconocido, junto con un tanto enigmático "no ...