De vos y de mí, sin testigos

Y de pronto asomó el sol, sin siquiera pedir permiso... Me pregunté, entonces, cómo sería el después, luego de tantos prólogos indecisos y... no supe qué responder.  Una pequeña porción de mi ser necesitaba huír y otra moría por detenernos así, por otros cuantos ratitos. Estaba muy claro el deber, lo jodido era el querer que no paraba de perseguirnos...
Todo habría sido más simple si, luego de aquella vez, te hubiese dejado ir pero no quise querer y acá me ves, otra vez: destejiendo evidencias para sentirte conmigo... 
Fue tan linda esa Navidad... Incluso antes del 24; las dudas, los miedos (las ganas) y el trampolín de enredos que nos condujo allí... solos. No puedo ni enumerar la cantidad de preceptos que agonizaron ahí, justo detrás de tu puerta, sobre la vereda de pecas, apenas te vi venir... Parece que, como aprendí de Joaquín, hace tiempo que no me hago caso...
Después nos volvimos a ver y algo salió mal esa vez:  no me bastó tu ratito y ya no supe qué hacer... Ha sido todo tan raro y sorpresivo, a la vez, que ni me atrevo a decirlo. Me gusta que sea así, que siquiera este no se qué sea de vos y de mí, mientras elijo creer que te volveré a tener y volveremos a ser, eso que me gusta ser, cuando te tengo conmigo...

Lucrecia, papá Rubén

"Lucrecia, papá Rubén", dijo de repente una voz familar, a través de un número deconocido, junto con un tanto enigmático "no ...