"Cualquiera que se compadezcan de París y no de los pibitos que mueren en la guerra cada día..." "Francia fue cómplice de EE UU". "Los muertos del primer mundo valen más..." Y decenas de barbaridades florecieron en twitter ayer, luego de los atentados en París... Cómo si no se tratase también de personas, de víctimas de un enredo político, económico... ¿religioso...? "Alá es el más grande", se oyó, y me permito contradecirlos, porque lo más grande que tenemos es la violencia, la falta de tolerancia, el resentimiento y el culto al ombligo propio, que crece, como una suerte de religión auto-convocada... Y se ve a diario, en distintos niveles, en distintas escalas... En los comentarios absurdos que brotan libremente luego de un hecho trágico, en un partido de fútbol o en un simple colectivo... El mundo está muy enfermo de un virus letal que, poco a poco, nos va contagiando a todos...
Sí, me solidarizo con las víctimas de París, las de África y las de nuestro propio país, porque todos, más al norte o más al sur, somos simplemente personas, rehenes de un absurdo mandato, en un mundo absolutamente perdido...

Hasta siempre, enanito

A veces, de tanto en tanto, la vida se nos encapricha y nos retuerce la mano (y el pecho). No sigue reglas, ni normas ni leyes; solo nos mira (de frente), nos grita y nos hace ver que está ahí, que vivamos. A veces, de tanto en tanto (para que entendamos mejor), también nos empaña los ojos (y el alma)...
Gaby, coqueco, hermanito adoptado... Se me quiebra el alma de pensar en vos, en tus manías, tus ocurrencias... Las tardes de play station antes de rendir un examen, la moneda para decidir el azar, las trasnoches en el cine, las siestas, la tarta potente que inventé para vos y todas las golosinas que contengan coco... (Y tantos momentos más que nunca podrán quitarnos... )
Qué decirte chiquito? Dejaste un angelito aquí abajo que es una parte de vos y que trataré de mimar (y cuidar), tanto como me sea posible...
Hasta siempre Gaby!
Nos vemos luego, chiquito ❤️
Lux, Skin Care

Hola. Vine de nuevo, pero no volvì.

No podía garantizar cómo sería volver a verte, 35 semanas después de aquel último abrazo...
"Bendito el lugar y el motivo de estar aquí", tarareaba en silencio.
Cómo erase de esperar, te vi apenas crucé la puerta, pero no me pude acercar. Te veías tan lindo con ese sweater... Esquivé tu mirada mientras me duraron las fuerzas,  hasta que el calor de tu abrazo me sorprendió.
- " Se te ve perdida. ¿Estas bien?", preguntó. Yo solo respondí que sí;  se me escurría el alma con cada letra...
Cruzamos miradas durante toda la tarde; yo no permití que lo notes, tampoco vos y sobre el final del día, lo que yo tanto temía, una vez más, sucedió. Sospecho que preferías así, a escondidas. Siempre te preocuparon las voces (las otras, las ajenas) y, además,  para todas esas "otras cosas",  siempre nos faltó valor.
¿Cómo decirte que sí, que yo también te quería, que aún también me dolía, sin que me tiemble la voz... ? Asumo que por eso escogiste el ruido, las comas y tantos signos de puntuación...
Sé que no fue casual que no amaneciéramos juntos, aunque he de decir, sin clemencia, que no fue fácil la decisión. Me desperté con ganas de decirte... tantas cosas, mas no hubo momento oportuno, ¿o acaso me faltó coraje? No sé. No se dio.
¿Qué decirte de la despedida? Una vez más: no alcanzó. Me quedé con un montón de palabras dormidas, de abrazos callados, de besos... de amor...
Hay historias que nacen para vivir sin futuro, con un presente abreviado e intenso que, mientras dura la magia, nos hace creer la ilusión; hasta que se esfuma el hechizo y el alma, pequeña y arrugadita, murmura para persuadirnos de que eso será lo mejor, mientras se quiebra en pedazos tu sueño...
Diseñé tantos guiones para nuestra historia;  escenas, tomas, actores, canciones y locación y hasta enmarqué y traduje las pausas, mas nunca encontré los colores para dibujar nuestro adiós, y aunque ya te haya soltado y esté de acuerdo, esta vez, con mi alma, a la orilla de la cordillera, entre viñedos y sueños, siempre me quedarás vos...

De música (de intuición)...

No planeé que sucediera y oí alguna vez, por ahí, que así se da lo mejor...
La primera de todas las veces fue un jueves y, en tan indómito otoño, se inmiscuía el calor. A mi no me incomodaba y me confesó su mirada que a él tampoco le preocupó.
Algún detalle oportuno tiñó de color la velada y dio algo más que contexto a alguna que otra ocasión... Luego devino la pausa, alguna incómoda coma y varios signos de puntuación, antes de que el entusiasmo ose bajar sin clemencia el pre-anunciado telón...
Ojalá pudiera el cerebro silenciar el juicio injusto y explicar al corazón, pero hay ciertos puentes foráneos que no conocen de normas  (ajenos a la intuición)...
Joaquín anticipó sin reparo: el veleidoso correr de los años suele encoger la aflicción, mas he de agregar que los duelos poco conocen de reglas, de ritos (de guión).
Aún no comienza el invierno (duramos menos de una estación), pero hace frío aquí dentro; sospecho que extraño el calor...
La última de sus miradas dio el trazo final al paréntesis, y me abrigó entre sus brazos para decirnos adiós. Cambió de estado la pausa y dictó para mi sonrisa la más arbitraria sanción, mientras los recuerdos, sagaces, escapan a tal dictamen y mutan sin concesión, para volverse recuadro, perfume, canción...

Comencemos a hablar, para que dejen de callarnos



Una y otra vez voy a volver a insistir en que la violencia de género excede la violencia física, y en que existe otra violencia -que no se ve- que sigue golpeando con el correr del tiempo...
Ninguna persona tiene derecho a ejercer violencia sobre otra; no importa que tan larga sea su pollera, cuan altos resulten sus tacos o cuan pronunciado se vea su escote. Naturalizar el relato significa ser cómplices del mismo infierno...
En cada una de esas mujeres que hoy no están ha
y madres, hay primas, hay hermanas, hay amigas... Y en algunas de ellas hay personas que eligieron creer que "no era nada", "que se habían equivocado", "que se habían arrepentido", "que la culpa había sido de ellas", "que jamás las lastimarían" o que simple y sencillamente, tenían miedo...
Abramos los ojos: ¡coraje! Atrevámonos a denunciar, a escapar y también a generar conciencia. El acoso no es normal, agredir SIEMPRE está de más, que sea tu pareja no significa que sea tu DUEÑO y aquel que verdaderamente te ama JAMÁS te faltaría el respeto...
Y ¡ojo! Porque la violencia -en ocasiones- trasciende el debate de género...
Menos reglas + conciencia - Menos miedo...
Menos Críticas + Amor + Criterio...

Menos dolor + Justicia ... Igualdad de derechos

*** V i D a * A m O r * R e S P e T o ***
Ni una más. ‪#‎NiUNaMenos‬

MoMeNtOs....

Y de pronto te das cuenta que no son las grandes obras, sino los pequeños gestos; que no hace falta un día especial, sino uno bien singular que, tan furtivo y casual, se vuelve inusual (y perfecto); que no hacen falta palacios, sino pasillos, paréntesis (huecos); que en vano se cuentan las horas, cuando son esos ratos chiquitos los que eternizan el tiempo...
Brindo por esos instantes, por esos rincones (por tantos gestos) y me anoto en mi agenda mental que hay que saber disfrutar esos momentos pequeños, porque, incluso los males más grandes, tampoco serán eternos...

De rutas...

"El viaje más largo de tu vida es el que va de la cabeza al corazón", leyó y agrega: y no hay atajos, ni treguas, ni trenes... (ni ascensor).
"Nos vemos", le dijo. "Hasta siempre", meditó. Porque las palabras, sencillas, alivianan las letras y embarullan el corazón..
Nunca aprendió cómo era; cuánto debía (y cuánto no). Se aturdió en el silencio, dio 103 vueltecitas, miró hacia ambos extremos y enmudeció.
¿Cómo saber si era miedo, dudas... o desamor?
Estaba segura de ello: los mapas y las aventuras no eran su mejor opción y en tal afán de escaparse, y sin meditarlo siquiera, desovilló dos madejas y en un obtuso retazo, cayó... Y entonces, la misma historieta, idéntico argumento y el tan caprichoso guión... Quizá su eterno problema eran las matemáticas y aquella  "X" furtiva que, tras sumar 1 y 1,  sin licencias ni concesiones, vuelve a fundirse en un 2...



Reflexiones...

La sonrisa de mi sobrina (las lágrimas de mi mamá); los disparates de mi hermanito (los refranes de mi papá), la voluntad y la energía de Nati; las ocurrencias de Pau... Los insobornables celos de juli, mi hermano mayor: papá...
Las mentiritas piadozas, las risas, la sonrisas... el buen humor.
Los miedos más chiquititos, las cosquillitas curiosas, el coraje, la emoción.
El azar y sus caprichos, los paréntesis oportunos, las metáforas... la ilusión...
Curioso que las cosas... más valiosas, aún no se puedan comprar.
Hasta luego billetera, buenas noches Master Card.

Tomy, chiquito... Muchacho!

Muchos niños crecen junto a una mascota. Dicen que los ayuda a sociabilizar, a desarrollar el sentido de la responsabilidad, a expresar emociones y a reforzar, también, su sistema inmurológico...

Yo no crecí con una; pedí una y otra vez a mamá que me comprara un perro y la respuesta fue siempre la misma; simple, caprichosa y escueta: no.

Mi hermanito, haciendo uso (y abuso) del derecho y el deber que le confieren ser de todos el más pequeño, no se detuvo a pedir permiso. Una nochecita de diciembre, allá por el 199... y algo, llegó Tomy, y se quedó para siempre, por unos cuantos ratitos... Yo no crecí con él, pero tuve el honor (y el placer) de que fuese él, el que creciera conmigo...

A sus 6 años de edad, tuve que dejar mi casa para venir a la city y, como era también de esperar, no había lugar en mi bolso para traerlo escondido pero se las arregló para visitarme, siempre que mamá o papá lo consideraron oportuno...

No hay una sola de mis visitas a Azul que no extrañe su tierna carita, los saltos color té con leche, aquel gruñido "feroz", las corridas alocadas por el pasillo, el roce caprichoso de sus uñas con la puerta de la escalera y el inagotable reclamo de mimos que me ofrecía, cuando me veía llegar, con los apuntes cansados al hombro y tantos sueños más por delante...

Sospecho que vivió feliz y no me atrevo a dudar que a todos nos hizo felices... Supo llenarme las horas y cuando le faltaron las fuerzas, alguien más decidió por él. No tuvo más opción que marcharse y convertirse en recuerdo para vivir ya sin mí, mas siempre -y para siempre- conmigo.

¡Gracias por todo pequeño...! Tomy, Tomito, Tomás, chiquito... ¡Muchacho!

De sueños...

"Mi inconsciente es bastante consciente", medité, y derroqué sin piedad  a Sigmund, su ley y sus fundamentos. Porque no es lo mismo no ver, que simular que no vemos... Aunque hay un instante en que nada se esconde...
Asumo que de noche somos  todos cineastas, hacedores de historias, de cuentos; de vidas que nunca vivimos y que narramos, sin voz (sin temor); sin pedir perdón (o permiso)...
Princesas, héroes o simples mortales que, en tal arte caprichoso, no siempre terminan bien. Pero nos atrevemos y,  durante una serie escenas, osamos volar, naufragar; jugamos a ser  y a crear (a creer). Porque allí, en ese reinado fiel, autárquico, sin norma (sin rey) no corremos ningún riesgo...

Paradojas oscilantes de la vida

A veces me da por pensar que ese mundo, el que funcionaba al revés, no era tan solo un cantito...
Cuando algo es realmente muy bueno, decimos que es "bueno mal"; golpeamos para reparar y, para elevar la energía, nos agotamos haciendo ejercicio... Se ve siempre lo más importante cuando cerramos los ojos, decimos muchísimo más cuando se callan los ruidos e incluso en el mismo silencio podemos estar aturdidos...
Lloramos si estamos felices, sabemos, solo cuando lo perdemos, el gran valor que tuvimos y enloquecemos en el laburo para vivir más tranquilos...
Quizá sea entonces por eso que, en ocasiones, debamos morirnos de amor, para sentirnos más vivos...

Fragmentos, retazos... Más hilos

"No estoy de humor", sentenció, y un sinfín de madejas se desovillaron sin mas, sin pedir perdón (ni permiso)... Ya no se trataba de él, o tal vez sí, de algún modo... Aún, le asfixiaba el silencio, y el ruido; las sombras, los ecos... sus hilos...
Había escuchado cantar: lo peor del amor, mientras duele, son esos dos puntos que, sin piedad, junto aquel mismo punto final, sueñan que aún pueden ser 2 puntos más, suspensivos... Pero la calma, que no era su aliada, inquieta, sin voz, sin color, supo perder su sentido...
¿Cara o cruz? Los juegos de azar, el as en la manga, la prenda en los juegos, los guiños; las cartas marcadas, las reglas no claras, las trampas legales, los retos, los miedos... Los niños...
Las sombras sin luces, más pausas sin tiempo, dos labios sin besos... Tres ecos, sin ruido...




Ser menos pequeños

Crecer es aceptar que nuestros héroes tampoco serán eternos, que el para siempre no dura y que esas heridas (las que no se ven) son las que más nos hirieron.
Crecer es entender que después puede llegar en un rato, en un mes o en muchísimos años y que también entonces será el momento correcto.
Es descubrir que el tiempo no cura, pero organiza, y que la claridad no es sencilla y que requiere de sombras; que tampoco el dolor es perenne aunque su huella, sin más, pueda volverse indeleble.
Crecer es lastimar con los actos, la voz (o silencios) y es abrigar con abrazos, con besos... con gestos.
Crecer es pedir una mano, cuando nos falta valor (cuando nos vencen los miedos).
Crecer es enfrentarse a los "monstruos" de día, y con la luz encendida; cuando se quiebra esa magia que aparecía en las noches, para sanar el dolor, desdibujada entre sábanas...
Crecer es decidirse a vivir; es aprender a pensar pero también y, pese al sinfín de lesiones, es atreverse a sentir.
Es valorar un domingo, una pausa...  el silencio. Es refugiarse en un libro, una pasión (un misterio). Es indignarse con auge, con solidez (sin remedio). Es aprender a jugar, sin perseguir un final, ni trofeos; es comprender que al perder también se puede ganar y que ganar, a veces, no es bueno... Que perdonar no implica olvidar y que se puede callar, aun teniendo razón y que, en ocasiones, es lo que vale pena...
Crecer es plantar  ilusiones,  sepultar frustraciones... cosechar proyectos. Es agotar la energía para volver a luchar,  por más sueños. Es entender que correr no significa llegar y que mejor que llegar es disfrutar del momento; de lo que entonces tuvimos y que quizá... no tendremos y que aprenderemos a ver (sin mirar), en una sonrisa, alguna canción, un recuerdo...

Rendijas y huecos

"No me voy a bancar la distancia", sentenció, y fue cuando descubrí... que se trataba de amor...
Aún no puedo jurar que fue lo me abrumó: si el ruido de aquel cristal, o el hueco que secundó al más letal gimoteo.
Todo, el primer "hola", el segundo gesto y el último adiós se suicidaron sin mas  (sin clemencia)
"No quiero sufrir", añadió, y se me estrujó la razón, tras su vocal y mi eco...  "¿Y entonces qué?", pensé, porque no fui capaz de decir que nada tenía sentido... Todo se volvió banal: mi risa, su voz y sus besos. La última noche, el último abrazo y aquel penúltimo adiós se desvanecieron también, junto con su reflejo...
Dicen que no podemos salvar, solo amar... Yo solo pude besarlo...
Pasaron ya casi 3 meses de tan despiadado dictamen y aún al oir voz, se me entrecorta también la razón ( y el pecho...)
Las horas  de risas, los guiños (la complicidad) siguieron también su vuelo. Me niego a pensar que se va... que no está; que no podré detenerlo... Que no volveré a sentir ese abrazo, esa piel, esos besos.Y puede que sea tal la razón del subibaja indiscreto; de la rendija indecisa y de las pausas... inquietas...
Absurda prisa cobarde que me detiene ante sí, desde aquí, y nos condena sin más, a un  "ojalá" (enterno).
No creo en casualidades, ni en azar ( ni en el tiempo),  mas el capricho de amar persigue  su enigma y mi afán; mi utopía y sus "no"; mi obtuso silencio,  su voz...  y mi eco



TIEMPO

Nadie puede escapar de las horas; de las agujas cobardes, de la brutal abstracción... De su juego.
Hace unos años no uso reloj y asumo que allí comenzó este debate mordaz, con el tiempo... Llegué a sospechar de cierta incompatibilidad, de algún arcaico rencor; de una brutal diversión, de un... ¿desprecio?
A lo mejor solo existe el azar y un par de agujas que enlazan, sin más, ciertos flecos y ahí estoy yo, en el extremo osado del vértice opuesto... Y  me empecino a coser... tejer... ovillar y desenredar (los enredos...)  y a combatir, sin piedad, el caprichoso pisar, la falta de acierto; el rengo número par; mi obtusa pasión (su veleidosa razón) y el más absurdo destiempo...

Lucrecia, papá Rubén

"Lucrecia, papá Rubén", dijo de repente una voz familar, a través de un número deconocido, junto con un tanto enigmático "no ...