"El viaje más largo de tu vida es el que va de la cabeza al corazón", leyó y agrega: y no hay atajos, ni treguas, ni trenes... (ni ascensor).
"Nos vemos", le dijo. "Hasta siempre", meditó. Porque las palabras, sencillas, alivianan las letras y embarullan el corazón..
Nunca aprendió cómo era; cuánto debía (y cuánto no). Se aturdió en el silencio, dio 103 vueltecitas, miró hacia ambos extremos y enmudeció.
¿Cómo saber si era miedo, dudas... o desamor?
Estaba segura de ello: los mapas y las aventuras no eran su mejor opción y en tal afán de escaparse, y sin meditarlo siquiera, desovilló dos madejas y en un obtuso retazo, cayó... Y entonces, la misma historieta, idéntico argumento y el tan caprichoso guión... Quizá su eterno problema eran las matemáticas y aquella "X" furtiva que, tras sumar 1 y 1, sin licencias ni concesiones, vuelve a fundirse en un 2...
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Lucrecia, papá Rubén
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