Descuidos...

Quiza sea siempre ese no aquel que ose salvarnos, cubrir la piel de cosquillas y el cuerpo entero de un rapaz espejismo... Juramos que buscamos solidez y jugamos a perseguirla, hasta que una rendija mordaz nos asalta, sin pedir perdón (o permiso); porque siempre está ahi, de pie  (o a hurtadillas), gritándonos en silencio que es la peor opción, pero también la más fascinante; la que recubre los huecos y engalana el descuido... La que acongoja el alma cuando se esfuma la magia, cuando se agota el sueño, cuando se opaca el brillo... Mas mientras reina el engaño, nos hace vivir, reir, soñar y sentirnos ... casí náufragos rescatados del naufragio cruel del destino...
Cartas y llamados condenados al ocaso, labios que jamás se rozan, dedos ajenos, obsenos (prohibidos), fuera del relato sagaz que se describe en los sueños (también prohibidos), que nos provocan... que no se acaban... que se escabullen, que, mientras dura el hechizo, nos hacen sentir más vivos...


Racontos...



Recién te vi, en una bicicleta longeva, color azul... Miré por la ventana y... me pareció que eras vos; quería que fueses vos, con tu boina cuadrillé y esa sonrisa sagaz que siempre llevo conmigo...
Te cuento que yo nunca entendí de autos (hasta hoy), pero siempre supe que el tuyo era el más especial (apenas un poco más que tu bici); no por lujos ni por precio, sino por haber sido el puente de tantas historias que compartimos... idas y venidas al jardín, charlas de muñecas y vestidos... Alguna lágrima muy oportuna y tu capa invisible de súper héroe que, más de una vez, me salvó...
Estoy convencida de que nos faltó tiempo, siempre sucede; es como si la vida nos hiciera girar miles y miles de veces, en circulos inconclusos en los que quedamos presos y que, a veces, no nos dejan salir... Mamá me habla de vos y todavía llora; me cuenta anécdotas y me relata feliz esa complicidad incomparable en la cocina de casa; cuando inventaba recetas, solo para mimarte a vos... Ojalá te hubieses quedado otro ratito conmigo... habríamos charlado tanto los dos, entre mate, buñuelos y algún helado; eras goloso como papá; para que hable, después, la genética...
Apenas te conocí y, sin embargo, siempre me hiciste falta... Hay cosas que no se pueden jamás explicar desde la racionalidad que nos toca; pero hay algo que, sin poder expresar, late siempre muy fuerte en mí, cada vez que te pienso, sin motivos, sin razón; justo como hoy, abuelo ...

Lucrecia, papá Rubén

"Lucrecia, papá Rubén", dijo de repente una voz familar, a través de un número deconocido, junto con un tanto enigmático "no ...