Yo debo, yo quiero...

Madrugar. Llegar siempre en horario. Ser eficiente. Entrenar (mantenerse en línea). Sonreír. Estudiar. Trabajar. Ser correcto... Cumplir.
Pagar las cuentas. Limpiar la casa. Ser buena amiga, buena madre, buena hija, buena hermana, buena tía, buena novia/amante o esposa; educada, divertida, inteligente y bella. Y, una vez más, sonreír...
Ufff ¿respiraste? A veces, solo se trata de eso y de recordar que a la obligación no siempre estamos obligados...
Hagamos lo queramos (SEAMOS TAN SOLO LO QUE PODAMOS) y nunca, pese las piedras y baches, descuidemos la ocasión de reírnos con muchas ganas. Porque, como leí por ahí (cuando Sigmund me guiñó el ojo... ): "la muerte comienza, cuando se deja de disfrutar la vida..."


¡ F e L i Z * F e R i A d O * De mentiritas ! 

MUY * Buena vida!
La imagen puede contener: una persona

Yo solo quiero aprender Alemán

... pero me perdí en la retórica, en su retórica y...
No, no siempre fue así y si me preguntan por qué, no sabría qué responderles; es que no tengo la menor idea pero 3 años después, nada se veía igual: él no se veía igual (yo ya no era la misma) y el tan obstinado azar entrometió su capricho...
Un poco de sightseeing y el Castillito del sur era todo lo que esperaba; pero comenzó distinto, y concluyó mejor... "¿Te puedo dar un beso?", improvisé sin piedad, después de los primeros 2 brindis y no recuerdo si fue en español o en mi querido alemán pero respondió que sí, y ahí comenzó la magia...
Al cabo de tres noches (y dos días) debimos decirnos adiós; fue la primera de todas las veces. Se me estrujó la razón al verlo cruzar esa puerta y no supe qué más hacer... Así que perdí mi bus; les juro que fue sin querer (o al menos sin conciencia alguna), aunque seguramente alguien más (que por supuesto hablaba Alemán) lo explicaría distinto...
"Hola me confundí de horario ¿Sabes si se puede cambiar el ticket?", pregunté a la distancia, entre sollozos mareados y frases bastante confusas, y él respondió que sí pero duplicó la apuesta: "También podrías venirte a Ulm", sugirió sin pensar; yo acepté sin dudar y... todo resultó perfecto: mi cambio de plan, el paro del tren, el nulo wi fi, la moza copada que abrió para mi su bar y me ofreció su teléfono... Su Hallo sin corbata me enderezó las dudas y ya no lo pude evitar; iba a ser solo una noche pero me quedé 4 más (y así ya sumamos 7...)
La segunda de todas las veces fue, sin duda, la peor; dejé la mitad de mi ser en el equivocado tren que iba tranquilito a München y con el alma ovillada - y un ticket revalidado- volví derechito a Ulm, para tomar el correcto, hacia Frankfurt (hacia el fin... ).
No, el primer día no pude ver -en verdad- si era tan lindo ese sitio; se me nubló la visión con cada puto recuerdo y, aunque le puse emoción, no fue sino hasta que escuché su voz que sonreí como nunca... "Intentaremos estar ahí a las 10", leí a las 8:52 germanas y resucité  nuevamente.  No fue el día más feliz, pero sí la mejor sorpresa... Y también el mejor paseo y los mejores abrazos y los mejores sueños, hasta que llegó lo temible: el 3er y ya último adiós, al menos de este sendero... 
Sí, yo solo quiero aprender Alemán; espero no estés de acuerdo...

15 otoños callados, 15 abriles sin vos...

Fideos - coditos- con mayonesa y queso, milanesas de carne, pastelitos, buñuelos y flan.
Una cama muy grande y el abuelito que nunca (jamás) osó cuestionar desalojos, para que quepamos ambas (para mimarme más...)
Una cocina pequeña, un patiecito más grande... Macetas, parrilla... Hogar.
Sillones marones, un cuadro, más algo a un costado -naranja- que no logro identificar...
Pollera larga, camisola a cuadros, los sacos tejidos a mano; la impaciencia, la puntualidad...
Una pisada lenta y dos rodillas cansadas, engalanadas de antojos que no distinguían edad.
Tenacidad, ocurrencia y orgullo, frente a un obstinado apuro que te arrebató, sin piedad.
15 años del abril primero que hubiese donado a Joaquín (que hubiese querido borrar...)
Besito al cielo, Abuelita linda; te quiero muy mucho (y más!)❤️

De ON, de OFFs, de ritmos...

"Paren el mundo que me quiero bajar", oí suplicar a Mafalda, como si el mero ON-Off reglamentase los giros; como si acaso encausar el botón garantizase que así, exento del frívolo azar, pudiese ordenarse el destino, ausente de toda magia; carente de fallas, venturas y ruidos.
A veces no hacen falta botones, sino un simple cambio de ritmo; un rinconcito sereno, donde se callen los voces (donde no aturda el sigilo); donde los pesos no pesen, donde los miedos no teman (y el pero pida permiso), mientras el mundo circula, sin pausa, sin prisa (con ritmo... ) Quizá, de tanto girar, se desmarea el mareo y un día, de pronto, los sueños mas enredados encuentran su propio camino...

Lucrecia, papá Rubén

"Lucrecia, papá Rubén", dijo de repente una voz familar, a través de un número deconocido, junto con un tanto enigmático "no ...