Hay seres que son remansos, pausas, oasis o simples paréntesis; que abren y cierran, sagaces, dejando una parte de vos, en medio...
Asumo que antes supo ser más sencillo: sin fotos que legitimen, sin redes que recapitulen, sin ecos que nos resuenen... Porque la memoria es muy pilla, lo sé, y sabe esconder -muy bien- resabios que aún nos duelen. Pero la foto... la foto está impune ahí, luciendo astuta y mordaz, desde aquel utópico ayer, sin huecos para este presente...
Es como si se tratase de etapas, de fases... de cuentos, que poco tienen que ver con la edad, pues se trata de algo más; algo que ni el mismo Martín podría traducir -sin defectos-...
Quizá sea eso vivir; insisten en recordar que nos habitan momentos, mas poco se dice del puente -locuaz- que cruza sin preguntar y nos devuelve al azar... ajenos.
Supongo que, en algún punto, se trata de pertenecer; a una mirada cómplice; a una sonrisa secuaz; a un abrazo sincero, que entonces nos hizo reír y ahora nos hace llorar, rasgándonos -sin piedad- entre nostalgia y recuerdo...
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