16 veranos de amor y 1 duda desesperada

Y 16 veranos después, las dudas siguen dudando...
Nos enseñaron que, para tener un futuro, había que irse; no importaba dónde, mientras dejemos el "pueblo"; las calles que nos vieron crecer, nuestra gente, nuestro barrio... "Un futuro", decían; ni mejor, ni peor, ni distinto; un futuro, a secas, llano; como si al quedarnos ahí, nos apresara el pasado...
Y nos lo creímos; compramos el proyecto de un sueño a costa de... tanto insomnio incautado. Hicimos lo que que quisimos (lo que pudimos) y, por alguna extraña razón (sin querer), nos adaptamos; no sé sí por costumbre o resignación, pero nos quedamos...
Algunos volvieron al pueblo, recuperaron su espacio; otros seguimos, sin más, buscando ese no sé qué que aun parece amarrarnos. No somos de acá, ni de allá; sino es híbrido multicolor que aún nos sigue editando...
Y volvemos, claro, a visitar; ya menos que anteriormente, aunque las despedidas van costando más, conforme avanzan los años...
A veces me pregunto para qué corremos, hacia dónde vamos; si hay un camino a seguir (que aún seguimos buscando), pero seguimos así... andando; persiguiendo, recorriendo, extrañando... Entonces, en medio de tantas olas, asoma una suerte de isla (un paréntesis) un remanso; un hueco chiquitito que nos hace sentir enormes y que, como jura Ismael, y luego de tanto nadar, nos rescata del -tenaz- naufragio... ♥

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Lucrecia, papá Rubén

"Lucrecia, papá Rubén", dijo de repente una voz familar, a través de un número deconocido, junto con un tanto enigmático "no ...