Curvas

Abandonó su sueño de un salto. Eran 6.50 am.  Justo detrás de sus pasos, algó se desplomó sobre el suelo: un libro, el otro libro... Se recordó dormida en sus páginas. Lo levantó y lo hizo a un costado. (Subestimó su importancia).
Preparó mate (casi un ritual matutino) y se sentó, un momento. Luego de desayunar, salió.
No estaba muy decidida pero, con solo divisar el portal, supo qué debía hacer.
A penas ingresó percibió algo extraño: estaba más ordenado (y limpio) allí dentro. Se preguntó si acaso alguíen más visitaría ese cuarto. Registró el lugar, también aquella mesita. Le sorprendió descubrir que la falta no le había afectado y que, por el contrario, se mantenía muy bien sin el segundo libro ( el cautivo)... Sonrió.
Era el momento. Se aproximó a la cama para rescatar su historia (la única) y se declaró incapaz de evitarlo; aún sin saber por qué, una extraña aunque exquisita emoción recorrió su rostro y una sensación de alivio supo abrigar su pecho.
Lo sabía: era distinto, como antes... como al principio, como aquellas veces... Algo había cambiado o, acaso, algo había cambiado para volver a cambiar y así rescatarla, una vez más.
Se tomó unos minutos para disfrutar del momento: lo había esperado por meses... De pronto, segura, confiada ( Y feliz!!) osó reconquistar sus líneas.
Había dejado el reloj en la puerta del cuarto. No divisó excusas (ni miedos) y entonces lo supo: lo mejor...  estaba a punto de comenzar...



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