Atchís!

Muchas veces, la vorágine diaria, las exigencias, las responsabilidades y por qué no las manías, nos impulsan a vivir, como si estuviésemos en medio de una maratón... (y, desde ya, sin premio alguno por llegar primero)...
¿Les cuento algo? El cuerpo, esa máquina en apariencia tan perfecta, en realidad, no lo es; tiene fallas y  siempre- y a modo de "souvenir"- recibe todos y cada uno de nuestros impulsos nerviosos, sean estos conscientes o inconscientes... A veces, tenemos la fortuna de recibir señales de alerta; otras, directamente, no hay tiempo...
A lo largo de mis escasos (?) años he tenido que ver cómo personas muy queridas (y sanas) sufrían por cuestiones que, al parecer, excedían su voluntad (y sus ganas). Hablo de gente que amo y que hoy no soportaría perder...
Ojo, yo también soy una de esas maratonistas de la vida, terca y bastante obsesiva que, solo a veces (y la fuerza) se me da por reflexionar...
Disculpen este arranque de sinceridad extrema, pero necesitaba compartirlo ... Por si acaso otro de los corredores, se quiere sentar un ratito..
Es tan simple como Sonreir, soñar, amar, equivocarnos (sin dejar de intentarlo) . Se trata de ser MUY felices con las personas que más queremos y NUNCA, JAMÁS, permitir que algo insignificante nos prive de lo único valioso que tenemos: La vida.

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