Del 2017 aprendí...

Que quien no arriesga no gana (ni pierde).
Que no siempre hay que decir que ; que hay que decir que no, a veces.
Que no existe edad para dejar de soñar (que los sueños jamás perecen).
Que atreverse a probar no es fácil; que lo fácil aburre, a veces.
Que ni la hamaca ni el sube y baja son consejeros confiables.
Que aprender a escuchar es un arte.
Que callar también es posible.
Que pensar y sentir jamás irán de la mano.
Que caminar solo no es fácil, pero tampoco imposible.
Que descubrir qué queremos es el primer paso; que hay un camino largo detrás de cada deseo.
Que hay que escucharse más (y retarse menos).
Que la felicidad requiere valor.
Que decidir también duele.
Que decir adiós a quien se ama no es cobardía, sino coraje.
Que el rencor no sana.
Que soltar alivia.
Que llorar libera.
Que pensar agobia.
Que actuar enmienda.
Que ser distinto no es malo.
Que no debe guiarnos el miedo.
Que decir No quiero es sano.
Que decir Te quiero es tremendo.
Que la perfección es un arte; que yo no quiero ser una artista.
Que caer es inevitable; que levantarse es urgente.
Que el azar es majestuoso, que hay que atreverse a la magia.
Que alejarse no siempre es rendirse.
Que lo que callas, somete.
Que no siempre podemos elegir la música, mas siempre los pasos que demos.
Que pueda que exista el destino, que es divertido buscarlo.
Que los puntos no siempre limitan.
Que los límites no anulan la acción.
Que perder el control está bueno; que dejarse encontrar es mejor.
Que respirar es inevitable y atreverse a vivir-y sentirnos realmente vivos- tan solo una decisión...




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