"Mi diagnóstico es sencillo: Sé que no tengo remedio" oi repetir a Cortázar, como si se tratase de mi. Siempre se trata de mi, de mi y de esa obstinada obsesión de atiborrar los adverbios...
No había planeado el impacto... el azar delineó ciertas líneas y yo me apropié de las rectas y de sus curvas (solo de algunas de ellas).
Subestimando detalles aparentaba muy bien; incluso el paréntesis... Vimos desvanecer aquel lago (y su eco) algunos unos años atrás, pero el reloj (y el azar), mutó la ilegalidad y la adormeció entre mis brazos... Para faltarle un bosquejo, bastante preciso fue el plan.
Pero algo salió mal esa noche: me gustaste.
Delimitamos un puente fugáz y, como era también de esperar, se fatigaron sus cuerdas. Mas en medio del fugitivo escalón, el mismo ícono atroz que se replica, distante. Y entre más sombras y huecos, tres puntos ensimismados que me condenan a duelo. Me afixia tu paradoja, desborda mi voz de metáforas y mi sed de volver a sentirte grita en silencio, mientras se alejan tus pasos... y calla.
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Lucrecia, papá Rubén
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¿Será que existe el azar, la suerte, la eventualidad? ¿Acaso hay un molde inusual; tejidos que debemos hilar, ovillos que desovillar? ¿Será...
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