De ayer, de hoy... del putísimo tiempo

Existe un millar de libros con consejos para padres pero nadie dedicó 3 lineas a la compleja tarea de ser hijos... De peques la tenemos fácil (supongo que es el instinto): un caprichito casual y ¡zaz! ya le tomamos el tiempo; lo jodido comienza después, tras caducados berrinches, cuando los vemos pisar más lento ¿En qué momento canjearon su capa por el bastón del abuelo, relantecieron su paso y enmarañaron su cielo...?
¿Qué apuro ajeno y voraz comandan las dos agujas que sobreimprimen su cuento? Si apenas había sido ayer cuando volví del jardín, de mano del auténtico abuelo... y mi pollerita a cuadros...  y su mano orgullosa... y su paciencia eterna...
Dicen que la vida tiene algo de geometría: un círculo cuasi perfecto y a lo mejor sea por eso que, en ocasiones, el principio se diluye en finales y el fin da lugar al comienzo y quienes alguna vez enseñaron se vuelven alumnos porfiados de docentes improvizados... y espejos...
Sucede que nadie te explica, jamás, como ha de ser rescatar a quienes nos han protegido tanto pero no osamos chistar y hacemos todo eso y más, sin siquiera cuestionarlo; mientras se anuda en el pecho el miedo a lo que vendrá, la angustia por lo que no volverá... la sombra de lo que ya no seremos...
¿Y qué podemos, entonces, hacer, ante al arrebato rapaz de los hilos cada vez más tiesos? Vivir, disfrutar y luchar; llenarnos el alma (el pecho) de ese refugio infinito que nos ayuda a entender que la vida no es más que eso: un instante que se escapa en cuclillas, que se escurre entre flácidos dedos pero que nos invita a soñar, sentir (VIVIR) y ser todo lo que queremos ser, mientras podamos a hacerlo...

Love each day,  Live your life... Enjoy the ride... ☺

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