Sin puntos, sin ceros.

(...) Como si acaso se sintiese igual que el aroma del sobre y la tinta apretadita con fuerza, como evitando que las palabras se escurriesen del papel; el amor que viajaba incómodo entre renglón y renglón y la emoción de leer y responder -felices- cada punto y cada coma, y rellenar los huecos vacíos con besos dibujados y sueños de mil colores distintos...
¿Y la adrenalina de encontrarlo otra vez? Lo habíamos visto una vez (o dos) en el boliche del pueblo. Con suerte, sabíamos su nombre, su apellido o alguna seña particular que nos ayudara a ubicarlo: "Es el panadero de la calle Colón", "El chico del perro"... "El hijo del cliente de tu papá"... "Va al Nacional" ... "Va todos los domingos a la plaza...". Porque, claro, plazas hay muchas, pero la del domingo, sin duda, era esa. Jugábamos a los detectives y a descubrir (de a ratitos y en vivo) detalles que nos acercasen más...
¿¡Y revelar una foto!? ¿Se acuerdan? Terminar el rollo y llegar ansiosos a la casa de revelados, esperando encontrar esta foto increíble que quizá... quizá nunca salió, o salió cortada o bastante distinta de lo que recordábamos ser...
Llamar por teléfono era toda una aventura. Sí, lo dicen todos pero en casa (y no es por mandarme la parte...) la cosa se complicaba aún más, porque no solo te atendía mamá (o papá) sino que, durante algunos años, compartimos la línea con el taller y ahí... ahí te atendía mi tío y avisaba -con un grito y de la escalera- que nos habían llamado... La discreción se esfumaba y, con ella, todos nuestros "no sé".
Ahora, el mail, el whatsaap, las fotos digitales y las redes nos simplifican bastante el laburo y ¡ojo! no es que lo vea mal pero a veces me gusta recordar esos años en los que -apenas más joven que hoy- la inmediatez era solo un sueño y vivir se parecía bastante más a una aventura, repleta de detalles pequeñitos que me hacían grande, sin siquiera sospecharlo; sin ser, siquiera, mayor...


Life... oh life... ❤️

4 comentarios:

  1. Y qué lindo era escribir cartas también.

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    1. Tengo una caja con muchas cartas de mamá y amigos, de cuando dejé mi hogar para buscar mi vida... Nada, absolutamente nada, puede sustituir esa magia...

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  2. Lo mágico de ir al correo, y todo ese ritual. Tendrías que escribir un post sobre tus cartas. Me encantaría verlas.

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Lucrecia, papá Rubén

"Lucrecia, papá Rubén", dijo de repente una voz familar, a través de un número deconocido, junto con un tanto enigmático "no ...