Ovillos, madejas... envión
"Lo que escribiste me agarra justo en un momento en el que no me es demasiado fácil sonreír", confesó él y sin querer (sin notar) volví nuevamente a mí; a mí y a ese nexo "egoísta" que más que aislarme, me abriga; al laberinto sagaz que emancipó un camino que me atreví a transitar. Así es que aparece "de golpe" lo que llevó tantos años desovillar: la prorrogada carrera que hoy la titulo "puente", el viaje en primera persona, la confianza que no me perdona y todo lo que implica escuchar... Hacer lo que me hace bien (dejar lo que me hace mal); disfrutar la vida y sus locos momentos, sin medir (sin comparar); las pausas tan demoradas, las curvas más acertadas; el relax... El valor de volver a intentarlo, aún conociendo los riesgos, poniendo en jaque a los miedos, los "no sé", los "¿qué más?". El vino con muchas ganas, el chocolate sin culpa avara, la risa sin excusas mundanas (sin piedad); el te quiero que no espera nada; el no quiero que no teme nada y la decisión de vivir feliz, sonriendo un poquito más...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Lucrecia, papá Rubén
"Lucrecia, papá Rubén", dijo de repente una voz familar, a través de un número deconocido, junto con un tanto enigmático "no ...
-
Por alguna extraña razón (o tal vez un astuto oximoron), los momentos más duros del vivir nos ablandan y nos arriman, ya ven, a aquellos qu...
-
¿Será que existe el azar, la suerte, la eventualidad? ¿Acaso hay un molde inusual; tejidos que debemos hilar, ovillos que desovillar? ¿Será...
-
"Lucrecia, papá Rubén", dijo de repente una voz familar, a través de un número deconocido, junto con un tanto enigmático "no ...
Y que nunca dejes de sonreír, que es como escribir.
ResponderEliminarAyy gracias =)
ResponderEliminar