Yo solo quiero aprender Alemán

... pero me perdí en la retórica, en su retórica y...
No, no siempre fue así y si me preguntan por qué, no sabría qué responderles; es que no tengo la menor idea pero 3 años después, nada se veía igual: él no se veía igual (yo ya no era la misma) y el tan obstinado azar entrometió su capricho...
Un poco de sightseeing y el Castillito del sur era todo lo que esperaba; pero comenzó distinto, y concluyó mejor... "¿Te puedo dar un beso?", improvisé sin piedad, después de los primeros 2 brindis y no recuerdo si fue en español o en mi querido alemán pero respondió que sí, y ahí comenzó la magia...
Al cabo de tres noches (y dos días) debimos decirnos adiós; fue la primera de todas las veces. Se me estrujó la razón al verlo cruzar esa puerta y no supe qué más hacer... Así que perdí mi bus; les juro que fue sin querer (o al menos sin conciencia alguna), aunque seguramente alguien más (que por supuesto hablaba Alemán) lo explicaría distinto...
"Hola me confundí de horario ¿Sabes si se puede cambiar el ticket?", pregunté a la distancia, entre sollozos mareados y frases bastante confusas, y él respondió que sí pero duplicó la apuesta: "También podrías venirte a Ulm", sugirió sin pensar; yo acepté sin dudar y... todo resultó perfecto: mi cambio de plan, el paro del tren, el nulo wi fi, la moza copada que abrió para mi su bar y me ofreció su teléfono... Su Hallo sin corbata me enderezó las dudas y ya no lo pude evitar; iba a ser solo una noche pero me quedé 4 más (y así ya sumamos 7...)
La segunda de todas las veces fue, sin duda, la peor; dejé la mitad de mi ser en el equivocado tren que iba tranquilito a München y con el alma ovillada - y un ticket revalidado- volví derechito a Ulm, para tomar el correcto, hacia Frankfurt (hacia el fin... ).
No, el primer día no pude ver -en verdad- si era tan lindo ese sitio; se me nubló la visión con cada puto recuerdo y, aunque le puse emoción, no fue sino hasta que escuché su voz que sonreí como nunca... "Intentaremos estar ahí a las 10", leí a las 8:52 germanas y resucité  nuevamente.  No fue el día más feliz, pero sí la mejor sorpresa... Y también el mejor paseo y los mejores abrazos y los mejores sueños, hasta que llegó lo temible: el 3er y ya último adiós, al menos de este sendero... 
Sí, yo solo quiero aprender Alemán; espero no estés de acuerdo...

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