"Paren el mundo que me quiero bajar", oí suplicar a Mafalda, como si el mero ON-Off reglamentase los giros; como si acaso encausar el botón garantizase que así, exento del frívolo azar, pudiese ordenarse el destino, ausente de toda magia; carente de fallas, venturas y ruidos.
A veces no hacen falta botones, sino un simple cambio de ritmo; un rinconcito sereno, donde se callen los voces (donde no aturda el sigilo); donde los pesos no pesen, donde los miedos no teman (y el pero pida permiso), mientras el mundo circula, sin pausa, sin prisa (con ritmo... ) Quizá, de tanto girar, se desmarea el mareo y un día, de pronto, los sueños mas enredados encuentran su propio camino...
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Lucrecia, papá Rubén
"Lucrecia, papá Rubén", dijo de repente una voz familar, a través de un número deconocido, junto con un tanto enigmático "no ...
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Por alguna extraña razón (o tal vez un astuto oximoron), los momentos más duros del vivir nos ablandan y nos arriman, ya ven, a aquellos qu...
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"Lucrecia, papá Rubén", dijo de repente una voz familar, a través de un número deconocido, junto con un tanto enigmático "no ...
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¿Será que existe el azar, la suerte, la eventualidad? ¿Acaso hay un molde inusual; tejidos que debemos hilar, ovillos que desovillar? ¿Será...
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