Casi...

"Casi me asusté " dijo ella, con sus recién cumplidos 3 añitos. "Casi", porque haberse asustado de verdad habría sido "un problema".
"Casi"; esa suerte de impunidad que nos rescata de la totalidad, sin pretexto;  casi como un punto y coma, que no separa ni junta, pero delinea el espacio "legal" entre dos extremos...
"Casi lo llamé", "casi se lo dije", "casi la besé... Casi lo hice..."
"Casi"; esa avenida tibia que nos acerca hasta ahí y nos impide seguir ascendiendo. Casi, como una excusa letal de descartar -sin piedad- los caprichos del desenfreno.
El casi no es un sí ni es un no; sino ese hueco impreciso, fugaz, intermedio que nos condena, sin más, al encierro. Nos salva del terrible error y nos rescata, también, de la posibilidad del me atrevo... Como si se pudiera vivir en el puntito del medio... E
so no sería vivir, sino levitar, sin remedio... 
Porque se juega con garra, porque se lucha con fuerza... Porque se ama con todo o alguien más vendrá a hacerlo por ti, mientras te quedas ahí, en el casi, en apenas... entremedio...
Ella con sus 3 años pequeñitos ya lo sabía muy bien: el casi nos suspende ahí; justo, justito allí donde no sabemos, donde no queremos... donde no podemos. Allí, en la orilla contraria del me animo a más; en el boulevar cauteloso -temeroso-, cómodo... incorrecto; sin sentir, por temor a sufrir; sin gritar, por temor a aturdir; sin hablar por miedo a que tu decir te ensordezca todavía más y te obligue a dejar -de verdad- el sube y baja sereno; en el casi me animo a vivir; en el "sigo sobreviviendo..."

2 comentarios:

  1. ese casi-casi que quería ser todo y terminó siendo nada, pucha! muy lindo texto che

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