Hace cosa de 10 años, rendía mi último final. No, no recuerdo cuál fue, exactamente; luego siguió un trabajo práctico -en grupo-, la "bendita" tesina y... chau facu: Licenciada, al fin...
Recuerdo que esa época que, hasta hoy, considero una de las más bonitas de la vida, no supe disfrutarla como debía, aunque teníamos nuestros "momentos": las cataratas de café (¡y tutucas!), los menúes que improvisamos para Luqui y Gaby (

Sí me preguntaban entonces (y, de hecho, lo hicieron), habría dicho (dije) que ni loca empezaba otra vez, pero ya ves lo que dicen por ahí: "nunca digas nunca"...
Hoy rendí mi primer final después de largos meses en "pausa" y... no se parece en nada a lo que viví anteriormente... No sé si es la edad, la pasión o las experiencias de vida pero... algo me lleva creer que ... esto tiene más que ver conmigo.
Todo se vive distinto: el estudio, el apoyo, los nervios... Ahora no tengo a Lalita, poniendo corchetes y "no" a discreción encima de frases absurdas; no espera Luquis en casa que vuelva a decirle, otra vez, que aprobé una materia... No veo al "coqueco" jugando feliz a la play, antes de irse él, a rendir un examen y ya no me escapo a "casa", luego de firmar la libreta; pero la sensación de placer (y de orgullo) aún se percibe en el aire...
No sé cómo seguirá, me atrevo a arriesgar que en algún momento se volverá tedioso (cuando nos sobre teoría...) y en ese momento, veré. Porque si algo aprendí (y vaya que lo he aprendido...), es que nadie nos regala nada; que no podemos anticipar, ni diseñar nuestro andar; el camino. Porque es paso a paso que andamos y es solo por eso (y así) que estamos (y nos sentimos) real -y maravillosamente- vivos!
Chin chin!
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