Enigmas...
Increpó y sobornó tu cordura; sedujo y contrarió tu intención. Sin piedad cuestionó tu decencia, sin clemencia, sin reparo (sin razón). Proyectaste decenas de planos, escenas y guiones (secuencias y locación); se dibujó una viñeta en el aire, atiborrada de luz (y color), mas el perímetro utópico y frío, jamás admitió luxación. De pronto, un duende sigiloso e impune detiene, sin más, tu reloj; la emoción desdibuja tu sombra, de tan astuta manera, que nubla también tu visión. Se entumecen tus manos y se acelera tu pulso y en el instante mismo de confundir la utopía, un hada (también misteriosa) te sopla al oído: "mejor no". Ética, moral o conciencia, más un enigma astuto y afónico, desafiando al letal "¿por qué no...?"
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Lucrecia, papá Rubén
"Lucrecia, papá Rubén", dijo de repente una voz familar, a través de un número deconocido, junto con un tanto enigmático "no ...
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