
Ya no descansa en mi falda ni llora por hambre o capricho. Sus pantalones son largos (es alto) y el eco en su voz es algo más que un sonido.
Madruga, trabaja; construyó su hogar... su camino.
Añoro su risa, su euforia (sus mimos); lo vuelvo a recuperar, en cada escapada (un domingo).
Lo veo feliz, con su amor. Es casi un hombre (chiquito!!)
Le llaman señor, lo respetan pero, a mis ojos, aun sigue siendo un niño.
No ve a Donatello (ni a Ico), conduce su auto y estimo.. que juega a que no es mayor, entre sus sueños (dormido). Tal es mi utopía y pido, que la vida me admita un desliz (un descuido): que crezca y se vuelva mayor, sin dejar de ser Petercin, Mi hermanito...
No hay comentarios:
Publicar un comentario